50 años de odisea con David Bowie

David Bowie, en una imagen de 1999.

David Bowie, en una imagen de 1999.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Nadie se libra de las recopilaciones, ni siquiera un artista asociado a la inquietud, refrectario a mirar hacia atrás, como es David Bowie. Pero la efeméride puede justificar el despliegue: son 50 años desde que el autor de 'Space oddity' entrara en el estudio por primera vez para grabar la canción Liza Jane, en junio de 1964, y el producto antológico que nos ocupa, 'Nothing has changed', que sale mañana a la venta, ofrece un original y detallista recorrido en el tiempo completado por algunas piezas inéditas y rarezas. El foco de atención lo ocupa una canción de estreno, 'Sue (or in a season of crime)', grabada en el 2014 para la ocasión.

Si en su última señal creativa, el disco 'The next day', publicado por sorpresa a principios del 2013 tras una década de silencio editorial, Bowie evocaba la búsqueda experimental de su estancia en Berlín a finales de los años 70, aunque con un tratamiento más rockero, en 'Sue (or in a season of crime)' rinde honores a su reputación camaleónica y muestra otro aspecto, el de 'crooner' de cine negro, envuelto en oleajes de swing vanguardista suministrados por la Maria Schneider Orchestra.

Con Tony Visconti

Una canción poderosa e inquietante, con producción del recuperado Tony Visconti, que muestra a un Bowie oscurantista pero voluptuoso, cantando como lo haría su querido Scott Walker, y más cerca que nunca del jazz, territorio con el que coqueteó ocasionalmente en el pasado (por ejemplo, en aquel 'Looking for Lester' que grabó en 1993 con el trompetista Lester Bowie para el disco 'Black tie white noise'). Ve la luz acompañada de un vídeoclip en blanco y negro con imágenes industriales, humareda nocturna y ambiente propio del cine 'noir'.

La nueva pieza es la protagonista de un 'single', tanto físico como digital, que incluye otra composición nueva, Tis' a pity she's a whore, de corte muy distinto, esta sí más situada en el territorio de rock experimental y electrónico de los últimos años 70 o de mediados de los 90. Una pieza sofocante, mareante, con muchas capas de instrumentación y la voz en un segundo plano, con alusiones a la Primera Guerra Mundial y que Bowie ha relacionado, en un comentario en Facebook, con un movimiento pictórico de principios del siglo XX. «Si los vorticistas hubieran hecho rock, podrían haber sonado así», escribió hace unos días en alusión a una tendencia, el vorticismo, bautizada por Ezra Pound y relacionada con el cubismo y el futurismo.

Otro aspecto llamativo de 'Nothing has changed' es la inclusión de tres canciones que debían ver la luz en un disco, 'Toy', que Bowie nunca llegó a publicar. Era un trabajo que fundía revisiones de canciones de su primera etapa, a mediados de los 60, y material nuevo, y debía ser el relevo del intimista 'Hours...' (1999), pero se quedó en el cajón dando paso a ' (2002). Destaca la inédita 'Let me sleep without you', que viene acompañada de dos piezas que pueden resultar familiares a los fans más expertos: 'Your turn to drive' (últimamente disponible en formato digital vía iTunes) y el 'remake' de balada 'Shadow man', grabada por primera vez en 1971, en las sesiones de 'Ziggy Stardust', y que Bowie repescó, con aditivos electrónicos y ambientales, como 'bonus track' de 'Heathen'.

Viaje al revés

Por lo demás, el disco, que sale a la venta en dos versiones, doble y triple compacto, ofrece un recorrido antológico por el cancionero de Bowie centrándose tanto en hits como en registros no necesariamente populares pero memorables (como su sentida reconversión de Wild is the wind, de Dimitri Tiomkin), sin limitarse a su período clásico e incluyendo abundante material de los 90 en adelante. Con la peculiaridad de que el recorrido sigue un orden cronológico a la inversa, partiendo del presente hacia aquella lejana Liza Jane.

Algunas de las canciones no aparecen en las versiones incluidas en sus respectivos discos originales, caso de 'Love is lost', pieza extra de 'The next day' rescatada en una toma mezclada por James Murphy, de LCD Soundsystem, así como de las dos representantes de 'Hours...' ('Seven' y 'Survive'), que pasaron por las manos de Marius De Vries, y Hallo spaceboy, se vuelve a la carga tras la cirugía que le aplicaron Pet Shop Boys. No hay ni un recuerdo de Tin Machine. Y tampoco, qué cosas, está 'Sunday', la canción que abría 'Heathen' y de la que sale el título de esta antología. «Nada ha cambiado / Todo ha cambiado...», dice su misterioso estribillo. Tampoco se han modificado los desconcertantes hábitos de David Bowie.