Ana Roig: «Ahora me apetece tomar distancia con mi parte de 'clown'»

Tras un año y medio de completo silencio, Anna Roig i L'Ombre de Ton Chien presenta este sábado su tercer disco, 'Un pas i neu i un pas'

Anna Roig y L'Ombre de Ton Chien, en una fotografía de promoción.

Anna Roig y L'Ombre de Ton Chien, en una fotografía de promoción.

JORDI BIANCIOTTO / VIC

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras un año y medio de completo silencio, vuelve Anna Roig i L'Ombre de Ton Chien con su tercer disco, Un pas i neu i un pas, relevo de Bigoti vermell (2011). Canciones que toman distancia con la fabulación y la teatralidad y se adentran en territorios más sinuosos y emocionales. El grupo las presenta este sábado en el Mercat de Vic, y el 16 de enero en el Auditori.

-Tres años y medio desde su anterior disco. En nuestra movida escena pop, y en este mundo en que todo va cada vez más rápido, ¿no teme que haya sido demasiado tiempo?-Es que lo necesitábamos. Estamos desde el 2005 con esto, y no habíamos parado nunca. Era una rueda y encadenábamos giras y discos. Cuando te autogestionas necesitas coger distancia y pensar adónde quieres ir; no hacer un disco porque toca. Ese tiempo es el que me hacía falta para vivir y tener cosas que decir.

-Tomando distancia, ¿qué sensaciones le causan sus dos discos?

-Que el camino que habíamos hecho era muy lógico. Partimos de la canción francesa y las primeras composiciones las hice en Francia, en ese contexto, cuidando el texto, explicando historias, transformándome en otros personajes durante los espectáculos... En esa época tenía ganas de jugar con eso, pero luego te apetece decir otras cosas y de otras maneras. En este nuevo disco, en lugar de pasarlo todo por el filtro de la imaginación, hay más bien un paseo por la vida y lo que me sugiere. Hay más sensaciones y paisajes.

-¿Cree que aquellas canciones más fantasiosas podían ser frívolas?

-No lo diría. Desde fuera puede parecerlo, pero las canciones siempre partían de un punto muy personal. Surgían de una emoción que se transformaba en una historia, de alguna herida o sensación vivida, que yo luego camuflaba en una historia llena de metáforas.

-Se escondía.

-Sí, me escondía, sin que dejaran de ser cosas reales. Igual que el libro que hice a partir de mi cuaderno de notas, Tan de veritat com les coses que penso, les coses que m'invento i les coses que he somiat.

-¿Se ha cansado de sus personajes, como Trini Sánchez Mata?

-Sí, en el concierto final de la última gira ya matamos a Trini. Nos dio muchas alegrías, pero ya no es lo que teníamos ganas de expresar.

-¿Sintió que se la podía percebir más como entertainer que como artista, y no ser tomada en serio?

-Sí, eso ha pasado. Yo tenía una parte clown que era real. La tenía y la tengo. No reniego de ella. Era una combinación de dos cosas, la autora de canciones y la comunicadora. Ahora, lo que me apetece, uno de los objetivos, es tomar distancia con esa parte de clown: no vengo a distraer al público y en el recital no habrá palabra, solo canciones. También hay cambios de vestuario, yo era muy Amélie...

-Un arquetipo francés.

-Sí, ahora me voy a tonos tierra y vestidos más largos y sencillos. Hay ganas de encontrar cosas con menos artificio, pero igual de reales que las otras. Ahora soy yo sin disfraces. He pasado una época de búsqueda de dónde vengo, qué me pasa, adónde voy... Yo venía del prototipo francés, de su concepto de espectáculo, y de observar a autores como Brel, que se ponía en un personaje. Aquí eso no se hacía. Ir por ahí nos ha ido bien como carta de presentación.

-Y el disco habla de caminar y de encontrarte obstáculos.-Surgió en una estancia en Metz, en Francia. Había nieve, tenía sueño, comenzaban cosas nuevas... Es la idea de que no sabes cuándo se pondrá a llover, o cuando ocurrirá lo que tenga que ocurrir. El paso es lo que haces voluntariamente y la nieve es lo que aparece por el camino, que no es necesariamente un obstáculo.