CRÓNICA
Anari, la fuerza de la gravedad
La cantautora vasca cerró el ciclo 'Euskal Herria sona' con un intenso recital en La 2 de Apolo
Jordi Bianciotto
Periodista
JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA
Te dan ganas de apuntarte a cursillo de euskera para comprender sin mediadores los textos de Anari, que, en ‘Zure aurrekari penalak’ (‘Tus antecedentes penales’), dan un sentido emotivo a palabras y construcciones propias del núcleo duro informativo de los diarios. La cantautora de Azkoitia (Guipúzcoa), que presentó el trabajo el sábado en La 2 de Apolo, cerrando el ciclo ‘Euskal Herria sona’, habla de una demolición controlada de los sueños, de damnificados y llamadas de emergencia, de macrojuicios íntimos y de desarmes.
Siguiendo su juego de polisemias diríamos que este es el campo de batalla que Anari escoge para situarse en el extremo opuesto de la afectación y de la cursilería. Una elección que casa con sus otras condiciones expresivas: esa voz robusta y cálida, demasiado implicada para desviarse hacia el melodrama, y esas canciones construidas a partir de obstinadas, muy elaboradas, ruedas de acordes que arrastran mucha carga y te llevan a su territorio.
Piezas de estreno como ‘Arquimedes’, que formula una revisión del principio físico. “Cómo un cuerpo que entra en el agua y en la cama desplaza al que había antes. No sé si eso pasa en Barcelona. Allí ocurre cada día más”, ironizó, arropada por cuatro músicos con los que levantó un muro de sonido de ‘tempo’ pausado (con excepciones como ‘Distantzia’), asentado en las guitarras pero con un papel valioso para el teclista, que no fue el colaborador Joaquín Pascual (Surfin’ Bichos, Mercromina) sino el titular, Mariano Hurtado.
Se quedó sola con la acústica en ‘Efemerideak’, y el piano se convirtió en órgano en ‘Girl from the north country’, de Bob Dylan, convertida en ‘Iparraldeko nesta’. No es que Anari se crea lo que canta, es que con cada verso parece quitarse un peso de encima que arrastra desde lo más íntimo, emocionándose de nuevo en piezas como ‘Orfidentalak’. Recital sólido, que traspasó las barreras del lenguaje aun para los que apenas nada sabemos de su lengua. Compacto, “sin bises ni chorradas de esas”, dijo. Cosa seria.
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