ANÁLISIS

Un ilustre desconocido

NANDO SALVÀ

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Puede que aquí el nombre del chino Feng Xiaogang suene a ídem, pero el tipo no es un don nadie. En su tierra se lo conoce como el Spielberg asiático, y lleva 20 años rodando sin parar desde comedias chuscas a cine de catástrofes o epopeyas bélicas con Tim Robbins; hasta se le considera el inventor de un género: el hesui pian o comedia navideña china. Su currículum, es cierto, no es típico de los directores que ganan grandes premios en festivales pero el caso es que a 'I am not Madame Bovary' no le pasa nada malo. Es comprensible, sobre todo considerando que entre sus rivales no había grandes favoritas, que el jurado se dejara engatusar por sus gratuitos alardes esteticistas.

Además de para dar credibilidad autoral al tal Feng, San Sebastián 2016 ha servido para confirmar varias cosas: que entre el certamen y el cine español hay un idilio, y que cada vez que Alberto Rodríguez compite aquí uno de sus actores se lleva un premio; que a Hong Sang-soo le basta con hacer la misma película una y otra vez para seguir llenando su vitrina y que, por algún desafortunado motivo, en este festival las mejores películas –este año, en concreto, 'Nocturama' y 'Lady Macbeth'-- siempre acaban volviéndose a casa de vacío.