FESTIVAL FAMILIAR EN SANT CUGAT

Un amable rito de iniciación

Petits Camaleons ofreció conciertos pop adultos a un público infantil sin banalizarlos

Músico galáctico 8Joan Miquel Oliver, durante su actuación de ayer en Petits Camaleons.

Músico galáctico 8Joan Miquel Oliver, durante su actuación de ayer en Petits Camaleons.

JORDI BIANCIOTTO / SANT CUGAT DEL VALLÈS

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Las fronteras entre la música adulta y la infantil se han diluido, fenómeno que se aprecia en Petit Camaleons, el festival de música «per a nens i nenes» que deleita a los padres porque programa a cantantes y grupos de su agrado. Como Joan Miquel Oliver, el que fuera guitarrista y compositor de Antònia Font, que el domingo, en la jornada final del festival, demostró que sus canciones galácticas sintonizan con la sensibilidad del público sub-13.

La quinta edición de Petit Camaleons reunió este fin de semana a algunos miles de personas en torno al Teatre-Auditori de Sant Cugat y sus cuatro escenarios adjuntos, incluida la pintoresca carpa del Circ Raluy. Ambiente familiar y propuestas musicales que, de acuerdo con la filosofía del festival, no se modificaron ni rebajaron su listón intelectual para llegar a ese público infantil. Oliver acudió a su disco Pegasus como si estuviera ante una audiencia adulta, aunque sus parlamentos fueron un poco distintos. «Esta canción tiene nombre de hueso», informó antes de abordar Fèmur. «Venimos de Mallorca, una isla llena de cocoteros que está por aquí cerca», añadió luego. Pedagogía.

Hace un millón de años

Otros protagonistas fueron Els Catarres, con ritmos festivos que pusieron patas arriba el Teatre-Auditori. El trío no se olvidó en ningún momento de la edad de su público. «Cuando grabamos esta canción quizás algunos no habíais nacido», anunció Èric Vergés. Y no se refería a una remota canción de los años 70, sino a Jenifer, éxito en el verano del 2011, vamos, hace una eternidad. Els Catarres protagonizaron una exquisita especialidad del festival, una rueda de prensa en la que los periodistas eran críos, cerca de 200, que llenaron un aula de la adjunta Escola de Música. Este cronista puede afirmar que preguntaron más que los adultos en circunstancias parecidas, y no se fueron por las ramas: ¿por qué formásteis un grupo?, ¿a qué aspirábais?, ¿por qué os llamáis así?...

El rito de iniciación es constante en Petit Camaleons, también en materia de músicas del mundo, como en el pase de Yacine & Oriental Groove, con hitos magrebís como Ya rayah y exhibición de panderos y laúdes ante una audiencia en la que había hijos de los nuevos catalanes venidos del otro lado del Mediterráneo. Todo suma y todo fluye. Que los padres aprovechen: esa comunión y esos gustos comunes quizá se fracturen pronto, cuando sus retoños cumplan los 13.

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