Alessio Arena, desde un lugar oculto

El cantautor napolitano residente en Barcelona desplegó el convulso lirismo de 'La secreta danza' en Music Hall

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Las artes de Alessio Arena parecen venir de algún lugar situado en la penumbra, entre susurros y conspiraciones, y su música transmite una idea de belleza libre, poco pautada, cruzando géneros e inventando encuadres. Impresión que se acentúa en el nuevo disco, 'La secreta danza', que este napolitano residente en Barcelona estrenó en el Music Hall, en un recital en el que abrió una puerta a su mundo y circunstancia más allá de una colección de canciones.

Es como si Arena hubiera creado una realidad paralela en la que se siente protegido y le da oxígeno para brillar, valiéndose de un talento instintivo y de la inspiración que le transmiten cómplices que hablan su mismo idioma no ya musical sino se diría que existencial. Ahí estuvo su hermano Giancarlo, que abrió la noche con un aromático repertorio acústico, aviso de su debut en solitario. Luego salió él, alternando el tono autorreferencial ('De mí a Madrid') con el diálogo en segunda persona, como en 'La veu subterrània' y 'Amor sagaz', esta última compuesta con Clara Peya.

FONDO MEDITERRÁNEO

Sí, Arena mezcla lenguas, castellano, catalán e italiano, a veces incluso dentro de la misma canción, en una extensión de su actitud encaminada a la amalgama, en la que el lenguaje musical parece fruto de un extraño corte transversal de la canción mediterránea desde Nápoles hasta la herencia andalusí. Arropado por tejidos heterodoxos, una guitarra flamenca y el toque aéreo de la flauta y el clarinete, cantó con una intensidad lírica muy del sur, rozando el melisma pero sin caer en la afectación, porque su posición ante la música es sobria, de una rigurosa dulzura.

Repasó el nuevo disco casi al completo, con relieves en piezas como 'Últims segons del cometa Halley', homenaje al poeta cubano Reinaldo Arenas al que se sumó Guillem Roma y en que integró un texto leído por el periodista Víctor F. Clares, así como 'Canción vertical' y 'Agosto, ¿dónde estabas?'. Material sensible, que accede a la emotividad por intrigantes caminos secundarios.

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