tú y yo somos tres

Las alegres axilas de Valérie

FERRAN MONEGAL

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No despega. No cuaja. Ya lleva seis semanas, seis programas,  y no consigue despuntar. No solo a la audiencia -escasísima- me refiero: también a los anodinos contenidos del programa. Estoy hablando de El último mono (La Sexta), de Manu Sánchez. No digo que Manu sea un mal humorista. Digo que le veo cada semana y me extraña que no le hayan puesto como sintonía oficial aquel pasaje del sainete lírico La del manojo de rosas, cuando el mecánico Joaquín canta: «¡Hace tiempo que vengo al taller y no sé a qué vengo!». Pues eso. Exacto. Es un misterio la incrustación de este programa en la parrilla de La Sexta. Siendo un late-night -ahora le han adelantado un poco el horario-, no tiene la energía, ni el tono muscular, ni la dentadura que caracterizan a esta cadena. Es una espuma en la línea de esa gaseosa -que tampoco va con el espíritu de La Sexta- y que se llama Zapeando. Con la única que disfrutamos un poco es con la pimpante sexóloga Valérie Tasso, criatura que ya descubrió Sardá en Crónicas marcianas (T-5), cuando publicó su libro Diario de una ninfómanaValérie es una dama que tiene la virtud de hablar de sexo, de vaginas y de falos con soltura pero con notable elegancia. Esta semana entonó un canto muy hermoso al derecho que tienen las mujeres a no depilarse si no les da la gana. ¡Ah! Estamos de acuerdo. Una buena mata de pelo, bien colocada, puede proporcionar unas alegrías bárbaras. Y como gesto altruista de cara a la audiencia, y para enseñarnos que el movimiento se demuestra andando, levantó de pronto sus gráciles brazos y vimos una delicada pelusilla en sus axilas, a modo de sugestiva alegría capilar. Al margen de este golpe de la señora Tasso, el programa se mantuvo en encefalograma plano. Si esto sigue así, y no le dan un sentido a este espacio, El último mono será  el último de verdad.

EL SOFÁ DE PEPA .- Tampoco despega Pepa Bueno con su Viajando con Chester (Cuatro). En su caso, la situación es injusta. Le acaba de practicar una entrevista a Cristina Cifuentes con un mordiente tan tremendo como sano. No obstante, la audiencia ha sido escasa. Hombre, a Pepa le ha tocado -hasta la semana pasada- competir con un monstruo inalcanzable: Jordi Évole y su Salvados. O sea, le ha pasado lo que le pasó al excelente crooner Tony Bennett: coincidió existencialmente con Frank Sinatra y, claro, era desesperante. Ahora que Évole ha cerrado temporada, esperemos que Pepa renazca.