UCRANIA

Akunin: "la crisis en Ucrania es un error fatal de un solo hombre, Putin"

"Como resultado, Crimea se ha convertido en fuente de muchas disputas y peleas. Y los que más sufren son los crimeos. Y Rusia más que Ucrania", señala.

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La crisis en Ucrania es consecuencia del "error fatal de un solo hombre: Vladímir Putin", aseguró Borís Akunin, uno de los escritores de ficción más populares de este país, reconvertido ahora en historiador.

"La crisis ucraniana es consecuencia del error fatal cometido por un solo hombre: Vladímir Putin. Al final, todo el país (Rusia) tendrá que pagar por ello, ya que permitió a esa persona concentrar en sus manos demasiado poder sin control", señala Akunin. Escritor de éxito que nunca ha escondido su predilección por la oposición extraparlamentaria rusa ni sus agrias críticas a la política del Kremlin, acaba de publicar el segundo tomo de su "Historia del Estado Ruso".

"Los Estados de tipo dictatorial o autoritario cometen errores más frecuentes, simplemente porque ningún dirigente puede ser competente en todos los ámbitos de la gestión, y sin un sistema de control no hay nadie que pueda subsanar sus errores", apunta. Akunin tampoco ahorra las críticas al hablar sobre la política de Putin en Crimea, península ucraniana anexionada por Rusia en marzo pasado: "Lamentablemente, después de lo ocurrido ya no es posible mantener una conversación normal", sostiene. El escritor de origen georgiano opina que "si en Crimea se hubiera celebrado un referéndum normal, reconocido por la comunidad internacional, en el que los crimeos hubieran expresado su deseo de estar en Rusia, yo estaría encantado de tal unificación". "Pero todo fue una aventura, tonta y sin pensar en las consecuencias.

Como resultado, Crimea se ha convertido en fuente de muchas disputas y peleas. Y los que más sufren son los crimeos. Y Rusia más que Ucrania", señala. Akunin, que está feliz con la "increíble" cifra para el mercado ruso de 100.000 ejemplares para el segundo libro sobre el Estado ruso, señala que la historia de este país es una pugna constante entre liberales y partidarios de un Estado fuerte. "Es la eterna manzana de la discordia (...) Los primeros consideran que el Estado es una especie de valor supremo al que el ciudadano de a pie con sus derechos personales e intereses particulares está obligado a servir y subordinarse", apunta. Por otro lado, "los segundos están convencidos de que el Estado es una estructura que sirve a los derechos e intereses de los ciudadanos y que esa estructura debe ser amigable en relación con el hombre". "Estos dos bandos nunca han podido ponerse de acuerdo. De tiempo en tiempo sus contradicciones desembocan en revoluciones, golpes sangrientos, campañas de terror y guerras civiles. Lamentablemente, ahora esa antigua enemistad se agudiza, de modo que no podemos sentirnos a salvo de nada", asegura.

Akunin opina que la historia en Rusia está marcada por las ideologías y los mitos, ya que "el régimen gobernante siempre vio a la ciencia histórica como a su sirvienta, como medio de propaganda y, en el mejor de los casos, como un manual de patriotismo". "La historia es absolutamente otra cosa. La historia son las 'instrucciones de uso' de un país. Y si estas instrucciones no alertan sobre los riesgos de la electricidad, recibirás una descarga", insiste. El autor aseguró que, aunque, "posiblemente, escribir con objetividad es imposible", ha intentado huir de la subjetividad a la hora de relatar los acontecimientos históricos, "incluso si éstos difieren de mis visiones políticas". "No intento demostrar nada (...) Mis juicios de valor y opiniones los pongo en el último capítulo de cada tomo. El lector puede discrepar de mis apreciaciones o incluso saltarse el último capítulo", dice. Es por eso, para evitar caer en la subjetividad histórica, por lo que Akunin se "parará en 1917", el año en que estalló la revolución bolchevique. "Porque lo presiento: no lograré mantener la objetividad a la hora de describir los sucesos del último siglo de la historia rusa", admite.

Historiador y filólogo de formación, y traductor de inglés y japonés de profesión, Akunin decidió embarcarse en la "Historia del Estado ruso", cuya primera edición tuvo una tirada de 45.000 ejemplares, "para conocer mejor su país". "Entender porqué ha acabado tal y como es. Entender qué hay de bueno qué de malo. Y por qué. Para ello debo recorrer toda la historia de Rusia desde sus mismos orígenes. Yo tengo una gran audiencia y quiero contagiarlos con mis intereses", asegura. Con todo, no es optimista: "Me temo que pronto recibiremos una nueva descarga eléctrica", ya que, "no hemos aprendido las 'instrucciones de uso' de nuestro propio país", concluye.