El poder del pop

Adrian Vogel con El Gran Wyoming, en la presentación de su libro.

Adrian Vogel con El Gran Wyoming, en la presentación de su libro. / periodico

RAMÓN DE ESPAÑA

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A principios de los años 70 tuve la brillante idea -aunque ya no recuerdo por qué- de enviarle al periodista musical madrileño Adrian Vogel (nacido en Rumanía y que pasó por otros países antes de quedarse en la capital del reino) una especie de ópera rock que yo había escrito inspirándome en las operetas de los Kinks ('Preservation', 'Sloap Opera', 'Schoolboys in disgrace'), que en aquellos tiempos formaban parte fundamental de mi alimento musical.

No nos conocíamos de nada, pero el hombre me envió una amable carta en la que me animaba a perseverar, la cual me animó a convertirme en el Bernie Taupin barcelonés para vivir como Dios de los royalties. Mi opereta no llegó a ninguna parte, aunque algunas canciones se integraron en el repertorio de Melodrama, el grupo que posteriormente sería con respecto a Jaume Sisa lo que The Band a Bob Dylan. No volví a saber nada del señor Vogel -salvo que había cambiado el periodismo por la industria discográfica- hasta que hace unos días me envió algo que tenía bastante más interés que mi pastiche de los Kinks: un libro titulado 'Bikinis, fútbol y rock & roll' (Crónica pop bajo el franquismo sociológico 1950-1977) que, prologado por el Gran Wyoming acaba de publicar la editorial Akal.

 Ante el temor a que pase inadvertido, debo decir que estamos ante un ensayo francamente interesante dedicado a los cambios que se produjeron en la España franquista gracias a asuntos aparentemente inofensivos, como la música pop y el turismo (¿cómo olvidar la obsesión patética del landismo por las suecas?). Aunque hay quien cree que España cambió de la noche a la mañana el 20 de noviembre de 1975, con la muerte del dictador, Vogel nos demuestra que este país pasó años reprimido y adormilado, ciertamente, pero no muerto. El mundo exterior que el régimen pretendía mantener a una prudente distancia, acababa siempre por colarse a través de alguna rendija. Este libro confirma mi intuición de que la posguerra duró en España hasta principios de los años 60, y que tanto los Beatles como las suecas resultaron fundamentales a la hora de hacer avanzar las costumbres. Brillante texto el de Adrian Vogel y, desde luego, un regalo mucho más útil que aquella opereta perdida de un adolescente que se creía muy listo.