Abre el Espai Subirachs con 100 obras y sin referencias a la Sagrada Familia

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El Espai Subirachs abre sus puertas este fin de semana en el Poblenou de Barcelona con un centenar de obras representativas de todas las épocas de Josep Maria Subirachs, pero sin ninguna referencia a su obra más conocida, la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia, para que el público conozca al "otro Subirachs".

Así lo ha explicado hoy su hija Judit Subirachs-Burgaya, historiadora del arte especializada en la obra de su padre, que ha indicado que antes de aceptar encargo de esculpir el conjunto de esculturas de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia, que realizó entre 1987 y 2009, Subirachs ya tenía una larga y coherente trayectoria que quedó eclipsada por la magnitud del trabajo en la basílica proyectada por Gaudí.

"La fachada de la Sagrada Familia no es la obra más importante de Subirachs dentro de su trayectoria", ha asegurado hoy su hija, que ha confesado que en su momento era reticente a que su padre asumiera el encargo, un trabajo que le acarreó numerosas críticas que llegaron "al insulto", ha recordado Judit Subirachs-Burgaya.

En este sentido, ha añadido que ahora, al contemplar la fachada de la Pasión, "me emociona ver lo que fue capaz de hacer, con la edad que tenía y con las críticas que tuvo", pese a lo cual, ha aseverado, "hizo una obra muy coherente, con una estrategia detrás, muy simbólica y en la que se dejó la piel".

El Espai Subirachs es un modesto local de unos 300 metros cuadrados que los hijos del artista han abierto, sin ninguna ayuda pública, en el número 6 de la calle Batista, cerca de la casa natal y de la escuela a la que acudió el artista, fallecido en 2014, por lo que la familia ha bautizado esta iniciativa como su "retorno al Poblenou".

Judit Subirachs-Burgaya ha precisado que con la apertura del Espai Subirachs cumplen la promesa que hicieron a su padre de poner al alcance del público las obras que fue seleccionando y guardando durante su vida, y que tenían que mostrarse en un museo proyectado en la calle Princesa de Barcelona por una entidad bancaria que desapareció por los efectos de la crisis.

El legado que recibieron los hijos se compone de cerca de 500 obras, entre esculturas, pinturas, grabados, dibujos, carteles, tapices o joyas, de las que han seleccionado un centenar, que son las que permite mostrar el nuevo "Espai Subirachs" y que se extienden de 1949 hasta 2007.

El universo iconográfico y conceptual de Josep Maria Subirachs abarca desde el expresionismo de su etapa de formación, bajo la influencia del novecentismo, pasa por la abstracción, continúa con la neofiguración y concluye con una última fase metafórica en la que subyace también su frustrada vocación arquitectónica.

La primera obra que se expone es "Claudia Chauchat", de 1949, escultura inspirada en un personaje de "La montaña mágica" de Thomas Mann, y la más reciente, "L'escala de l'enteniment", una escultura de 2007.

También se muestra la obra "Tekel", de 1958, con la que Subirachs ganó el Premio Julio González y que ya causó polémica en su momento, una versión para coleccionistas del monumento a Francesc Macià, situado en la plaza Catalunya de Barcelona, o esculturas y bocetos de su reconocible "Sant Jordi".

Judit Subirachs-Burgaya ha explicado que este nuevo espacio artístico será de acceso gratuito durante 2017, como homenaje a su padre, que este año hubiera cumplido 90 años, y que a partir del próximo año verán si cobran un precio simbólico pues "la familia no quiere hacer negocio, pero el espacio tiene que ser sostenible".

Los hijos de Subirachs hubieran preferido que alguna administración les hubiera ofrecido un espacio para mostrar la obra de su padre, e incluso buscaron mecenas o algún patrocinador, pero no obtuvieron ninguna respuesta satisfactoria y finalmente decidieron asumir el coste del proyecto.

"No es hora de hacer reproches", ha considerado Judit Subirachs-Burgaya, por lo que en la inauguración del nuevo espacio y en la jornada de puertas abiertas de mañana han invitado también a políticos de todas las administraciones.

La hija del artista asegura que la obra de su padre es más apreciada en el exterior, sobre todo en Corea y Japón, que en su propio país, donde "llegó a estar de moda estar contra Subirachs", si bien considera que ahora es el momento "no de reivindicar a Subirachs, sino de redescubrirlo".