ENTREVISTA
Joe Abercrombie, el torturador de la fantasía
El escritor británico publica 'Filos mortales', una colección de cuentos que completan sus novelas de 'La primera ley'
Ernest Alós
Coordinador de Opinión y Participación
Periodista
ERNEST ALÓS / BARCELONA
Muchos se escandalizan porque George R.R. Martin mata a sus personajes, ya sean adorables o odiosos. Pues bien, al lado de Joe Abercrombie, Martin es un blando. Abercrombie no mata a sus personajes: los mutila y los amputa. Es más, alguno de sus grandes protagonistas son torturadores.Y aún más perverso: el lector puede llegar a empatizar con ellos. No, no es que sea un fascista desalmado. Aunque parezca una contradicción entre términos, el británico practica el realismo sucio en el campo de la fantasía, con rótulas quebradas, dientes mellados y cicatrices sobre cicatrices. Y le va lo de provocar: vendría a ser, digamos, el Arturo Pérez Reverte del género fantástico anglosajón.
En su reciente visita a Barcelona hablamos de tortura y dolor. "La sal y la pimienta del género fantástico -bromea-. ¿Por qué me interesa la tortura? Hay mucha tortura y violencia en general en la literatura fantástica; 'El Señor de los Anillos' es muy violento, la mayoría de sus héroes son tipos masculinos violentos, héroes nobles y gallardos que después de acabar sobre pilas de muertos y apostar sobre cuántos orcos matarán como si fuesen unos asesinos psicópatas, cuando acaba el día son buenos amigos, estupendos amantes y reyes bondadosos. Es muy cómodo asesinar así. La violencia tiene consecuencias sobre uno mismo y, claro, sobre la víctima, pero en la literatura fantástica no supone ningún coste. A mí me interesaba ser honesto. Estoy obsesionado por mostrar las heridas mentales y físicas que deja la violencia", asegura el autor de las dos trilogías de 'La primera ley' y la trilogía del 'Mar quebrado'.
LA ESPADACHINA Y LA LADRONA
Su último libro publicado en España, 'Filos mortales' (Runas), reúne una serie de cuentos que completan el mundo de las seis novelas de 'La primera ley'. En algunos conoceremos qué les sucedió antes o les sucederá después a los personajes de los libros anteriores. En otros veremos escenas ya conocidas narradas desde el punto de vista de un participante anónimo. Y otros son cuentos protagonizados por una curiosa pareja, una espadachina y una ladrona lesbianas, a las que recurre cuando le piden un relato para alguna antología. Para sus seguidores más fieles, hay dos cuentos imprescindibles que muestran de dónde vienen todos los males de dos de sus mejores personajes, Glokta y Logen Nuevededos.
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Abercrombie ya ha viajado por el mundo de 'La primera ley' en una trilogía y tres novelas independientes más, y volverá a él en el libro en el que está trabajando tras el paréntesis de 'El mar quebrado', que ha sido un intento evidente de ganarse a un público joven y no tan adicto al género. Una especie de 'Juego de tronos' ligero. En su próximo libro, que iniciará una tercera trilogía de 'La primera ley', seguirá el camino inverso al de Martin en 'Juego de tronos'. "No parece muy buena idea hacer lo contrario de Martin, ¿no?", apunta. En lugar de un mundo que creía que la magia era una leyenda del pasado hasta que resulta ser real, el suyo será un mundo en el que la magia se desvanece y se empieza a imponer el capitalismo industrial. "Será 'la próxima generación', protagonizada 30 años después por los hijos y protegidos de los protagonistas de la primera trilogía. Esa es la historia de nuestro mundo, alejarnos del pensamiento mágico. Los conflictos no se deben a luchas entre el bien y el mal sino a los cambios culturales producidos por la evolución económica y tecnológica. Si dentro de diez años vivimos en el planeta de los simios, no me extrañará", dice.
EL LECTOR COMO DIRECTOR DE ESCENA
Hay otra peculiaridad en Abercrombie. Al leer sus libros a veces la acción parece corresponder al siglo XVIII europeo, a veces a las sociedades guerreras de las sagas nórdicas, a veces a un mundo medieval, a veces a la Italia renacentista... "A diferencia de las series de televisión, en un libro cada lector tiene una visualización propia, se convierte en un director de escena, de diseño, de vestuario, de reparto; la lectura incluye un esfuerzo creativo. Además -explica- quería que ese mundo fuese un poco más vago de lo habitual para que la historia de los personajes ganara protagonismo".
Abercrombie suele acabar cada libro con los consabidos agradecimientos más una petición de perdón por los crímenes cometidos contra el género fantástico. "A veces me acusan de traicionar la noble herencia de Tolkien, de ser una especie de doctor Frankenstein obsesionado por ensamblar todo lo bueno que hay en él hasta convertirlo en un monstruo. Pero igual que las peliculas de Sergio Leone no tratan de corromper el wéstern sino que nacen del amor real por él y del deseo de renovarlo, yo también creo que se deben abrir nuevos caminos", responde.
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