MUERE EL CHEF A LOS 53 AÑOS

Santamaria, un hombre libre

PAU ARENÓS / Barcelona

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Un hombre libre. Santi Santamaria hizo siempre lo que le dio la gana, orgulloso de la insumisión. Lo vi comer algunas veces y era vehemente, de discurso y servilleta inflamados.

Partidario de los desayunos de tenedor, loador de las virtudes de la butifarra, de la mesa como campo de batalla. Ningún cardiólogo lo hubiese felicitado por su modo de vida. La muerte no nos puede convertir en hipócritas.

Autodidacta portentoso

Fue un autodidacta portentoso, gurmet excelso, un ojo de lince para fichar a cocineros con futuro, polemista casi profesional, creador de grandes restaurantes, estupendo publicista de sí mismo que sacó el máximo partido comercial a las siete estrellas Michelin que gestionaba.

Ese será uno de los mayores problemas: cómo la familia y los colaboradores, en primera fila, Xavier Pellicer, deben de gestionar el mini imperio repartido por España y Asia.

En mayo del 2008 cometió uno de sus excesos al acusar a algunos colegas de envenenadores. Fue la mayor crisis (no económica) que ha vivido el sector. Los cocineros nunca se recuperaron de las acusaciones. Ahora nada de eso tiene importancia.