La propuesta destacada

El héroe de Montserrat

OLGA PEREDA
MADRID

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A Juan José Ballesta, madrileño con un punto cheli, se le dio «de lujo» aprender euskera para dar vida a un borroka en La casa de mi padre (Gorka Merchán, 2009). Ahora ha tenido que hacer lo mismo con el catalán, idioma que ha estudiado para Bruc. La llegenda, donde da vida al timbaler que ahuyentó a las tropas napoleónicas en el corazón de Montserrat en 1808. Para ello, estuvo durante meses trabajando codo con codo, entre otros profesionales, con un lingüista de TV-3. «Ballesta no solo se aprendió los diálogos del guión. Aprendió catalán. Es una máquina este chico. Tiene intuición pura», afirma Daniel Benmayor (Barcelona, 1973), director de la película, que se estrena hoy en toda España a lo grande: con 285 copias. Tres de ellas en versión original (catalán y francés) y 39 solamente en catalán. El resto, dobladas al castellano.

«Estuvo muy bien estudiar catalán. Además, aprendí un montón de palabras al margen de los diálogos y del rodaje porque me gustaba», admite Ballesta (Madrid, 1987), que hace doblete en la cartelera porque también protagoniza Entrelobos y cuyo siguiente paso idiomático será el inglés, vehículo que le servirá para hacer las maletas y poder trabajar como actor en EEUU.

ÉPICA Y ACCIÓN / Además del catalán, Ballesta tuvo otro reto: la épica y la acción pura que destila una película en la que hay persecuciones, caballos, espadas... Bruc. La llegenda narra cómo las tropas napoleónicas intentan dar caza a un muchacho que, días antes, los había vencido tras tocar el tambor e intimidarles con los ecos que producían sus redobles en las montañas de Montserrat. Un hombre contra un imperio. «El timbaler de El Bruc es un carbonero que no quiere involucrarse en la guerra, pero su pueblo lo considera un héroe así que él termina aceptando el papel y luchando para defender lo suyo», comenta el director.

Acosado por los franceses, el timbaler Ballesta se lanza al monte. En la pantalla y en la vida real. «Para mí, fue más importante el trabajo físico que la actuación. Cuanto más me cansaba más le gustaba al director», explica el actor.

«Cuando haces ejercicio físico la sangre te circula de otra manera y el color de la cara te cambia. Eso es lo que le pedí a Ballesta. En la secuencia de la emboscada, por ejemplo, él está poseído por la rabia. Eso se nota en la pantalla. Y se respira en la película», admite Benmayor, que tras una larga carrera en publicidad debutó en la dirección del largos el año pasado de la mano de Paintball.

En Bruc. La llegenda, Montserrat es una protagonista más. Para lo bueno (las imágenes son espectaculares) y para lo malo (el equipo sufrió lo suyo en el monte). «Había lugares a los que no se podía ir en coche, así que fuimos andando. Y el equipo, cargado en burros», subraya Benmayor.

El director afirma que Bruc. La llegenda es una rara avis en el cine español. «Un hombre contra un imperio es algo que hemos visto en otras culturas. Ahora, concluye, lo hemos hecho nosotros con un héroe popular y una leyenda popular».