un PARAÍSO PARA MITÓMANOS

Se venden fetiches del cine español

El director artístico de Almodóvar se deshace de su colección

Algunos de los objetos adquiridos por Antxon Gómez para el cine y que ahora están en venta.

Algunos de los objetos adquiridos por Antxon Gómez para el cine y que ahora están en venta.

NÚRIA MARTORELL
BARCELONA

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Antxon Gómez es el director artístico de cabecera de Pedro Almodóvar (aunque también ha trabajado con cineastas como Bigas Luna, Manuel Huerga, Steven Soderbergh…). Y también es un coleccionista enfermizo -«sufro el síndrome de Diógenes», bromea entre risas-. El hecho es que acaba de tomar una «dolorosa» decisión: vender las más de 6.000 piezas de todo tipo que acumula en un almacén del Poble Sec y entre las que se hallan, por ejemplo, desde la silla y la mesa de la Agrado (Antonia San Juan) de Todo sobre mi madre, hasta la butaca donde Penélope Cruz hacía el cásting ante el personaje de José Luis Gómez en Los abrazos rotos.

Más de un centenar de amantes del diseño y mitómanos varios ya se han acercado hasta este local, que se abrió al público el pasado sábado (y no se cerrará hasta el próximo día 23). «Y esto que no hemos hecho publicidad. Los que han venido son fans y amigos de Antxon -relata la interiorista Natalia Gómez Angelats, la «colega» que le está ayudando durante todo el proceso de soltar lastre-. «Y la gente se apasiona tanto que no puede parar de llevarse cosas. Vienen atraídos por el estilo vintage de todo lo que hay. Y si luego se enteran de que la pieza que tanto les ha gustado tiene una historia, como un chico que se llevó la lámpara de Los abrazos rotos, pues se va todavía más feliz», añade Natalia Gómez.

Jaume Tomás está a punto de abrir el Bar Calders muy cerca del almacén. Y ya se ha agenciado tres lámparas que salían en el metraje de Salvador. «Son de la escena del bar. Y cada una me ha costado solo 90 euros», explica eufórico.

Antxón Gómez (San Sebastián, 1952) admite con cierta tristeza que le hubiera gustado que «alguna institución» le hubiera hecho alguna «oferta interesante para quedarse con todo este lote, que tiene objetos irrepetibles. Y montar entonces un espacio expositivo que abarcara este periodo del diseño eminentemente doméstico y pop. Pero como no pudo ser» -prosigue-, asegura sentirse satisfecho viendo que puede compartirlo «con la gente».

«Comprobando que todas estas cosas seguirán su camino; tendrán otras vidas». Bueno, algunas seguirán con la misma que hasta ahora. «Hay piezas que les tengo tanto cariño que no soy capaz de vender: unas cuantas lámparas, algunos diseños de Jaume Tresserra, una excelente colección de papel pintado...»

OBJETO DE CULTO/ El papel pintado es precisamente una de sus obsesiones. «Antes tenía un valor de mero elemento de consumo pero ahora es un objeto de auténtico culto», asegura. «Y Almodóvar siempre me comenta que ese papel de grandes bolas de dos colores de Mujeres al borde de un ataque de nervios es ya mítico». Por cierto, asegura que el director manchego también es amante del coleccionismo. «Y ambos coincidimos en ver cierta alma en estas piezas que a simple vista parecen inertes, pero que ayudan a definir a los personajes», apostilla Antxon Gómez.

Su primer trabajo con Almodóvar fue Carne trémula (1997). Y así ha seguido a su lado hasta la última, La piel que habito. «La acabamos hace tres semanas y se está montando. ¡Será un cambio muy novedoso!», adelanta. ¿En qué sentido? «Es diferente a sus registros habituales, incluida la temática. Y también su estética, que se ha simplificado».

RASTREADOR INCANSABLE/ En este almacén de la barcelonesa calle de Mata hay objetos de películas, anuncios, series de televisión... Se amontona desde mobiliario hasta vajillas, lámparas y todo tipo de elementos decorativos que Antxon Gómez ha ido comprando con placer de rastreador «en tiendas de segunda mano, saldos, restos de serie».

¿Y hay alguna adquirida por internet? «Pues solo una: este teléfono naranja que salía en la cinta sobre Puig Antich cuando le llamaban a la cárcel desde una cabina en Francia y que utilizaban en Toulouse. La adquirí por e-Bay».

En mitad de la sala hay un papel extendido -«me lo regaló la diseñadora de joyas Teresa Estapé», dice-, en el que se lee el poema de Neruda Oda a las cosas: «Amo todas las cosas,/ no porque sean ardientes o fragantes/, sino porque no sé/, porque este océano es el tuyo, es el mío...».