arte

Los restos del 11-S se convierten en material de museo

El atentado, Claudio Magris y la apertura del Antic Teatre marcan la temporada del CCCB

La reconocida librería Antiquaria de Triestre.

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NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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Menos presupuesto, más espacio e igual nivel de calidad y programación. De esta manera encara el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) la temporada 2011. Un año marcado por la «excepcional», según su director Josep Ramoneda, inauguración del Antic Teatre de la Casa de la Caritat, ahora rehabilitado y convertido en el Teatre CCCB.

El espacio, con capacidad para 500 personas y realizado con un presupuesto de 8 millones de euros, aumentará en 3.000 metros cuadrados las dimensiones del centro y permitirá descongestionar las salas y albergar actividades que hasta la fecha se hacían en los patios, como Kosmopolis, el Sónar y el Festival de Flamenco. Aunque la idea, cara al 2012, es dotarlo de contenidos propios relacionados con las artes escénicas.

Pero mientras esto no ocurre, cuando el espacio esté vacío, se alquilará para conseguir recursos. Y así aligerar las limitaciones de un presupuesto encogido. Los 11,2 millones de euros computados para el 2011 suponen una reducción del 4,5% respecto al 2010. Pero ello «no debe ser una coartada para no hacer las mismas cosas y con la misma calidad», apunta Ramoneda. De hecho, la programación no solo se mantiene sino que introduce novedades, como toda una serie de proyectos pensados para publicitar la creación más emergente realizada por la que Ramoneda llama «generación postsonar».

La inauguración del Teatre CCCB, el 16 de marzo, coincidirá con la nueva edición de Kosmopolis y con la presentación de una de las grandes apuestas expositivas del año: Triestre, Magris & Co., que retoma la experiencia de pasadas muestras que relacionaban ciudades y escritores, como fueron el Dublín de Joyce y la Lisboa de Pessoa. La novedad es que en este caso el comisario de la exposición es el propio Claudio Magris.

A esta le seguirá La Barcelona de Brangulí, con 300 fotografías sobre la ciudad tomadas por Josep Brangulí entre 1909 y 1945. Y luego llegará la otra gran apuesta de la temporada: La memòria perduda, en la que se mostrarán las fotos tomadas por Francesc Torres en el Hangar 17, el almacén donde se guarda el material que se recuperó de la zona cero del World Trade Center después del atentado del 11-S. Son las únicas fotos que existen del lugar y la muestra se presentará a la vez en Barcelona, Nueva York y Londres.

Totes les cartes, basada en la correspondencia filmada entre 14 cineastas, cerrará la temporada.