crítica

'Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas', un universo extraño y hermoso

Nando Salvà

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La nueva obra maestra de Apichatpong Weerasethakul es una película llena de densidad espiritual y simbolismo político, de misterio e inabarcable belleza, fascinada por la relación entre el pasado y el presente, los vivos y los muertos, el hombre y la naturaleza y lo real y lo alucinatorio. Aunque ralentizados por el ritmo hipnótico de la naturaleza, de las plácidas conversaciones, de los recuerdos nebulosos y el flujo del folclore, sus personajes están en permanente evolución-transito-reencarnación, que el director captura a través de una variedad de modos que homenajean y por tanto resucitan desaparecidos géneros cinematográficos tailandeses.

De esa manera, como hizo en sus trabajos previos, el tailandés ofrece sorprendentes formas nuevas de explorar la metafísica a través del cine. Su cinematografía lánguida y curiosa y sus envolventes paisajes sonoros, naturales y extraterrenales, se funden para crear una atmósfera de cuento de hadas que sugiere la presencia simultánea de varios estados mentales y físicos y los vínculos fundamentales entre ellos. Ésta es una película en la que sumergirse, una meditación de increíble ternura sobre nuestro lugar en este mundo, en el otro, y en las diversas áreas que hay en medio, que confirma a Weerasethakul como uno de los pocos directores contemporáneos que buscan ampliar los límites de lo que es el cine y de sus posibilidades.