EL MUSICAL 'HIPPY' PREPARA SU ATERRIZAJE EN EL APOLO

Cabalgando a pelo y libres

El elenco de 'Hair' incorpora en sus ensayos el aprendizaje de la conducta de los caballos

Confianza 8 El actor Jordi Coll, tumbado encima de un caballo.

Confianza 8 El actor Jordi Coll, tumbado encima de un caballo.

IMMA FERNÁNDEZ
BARCELONA

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«Un artista es un espíritu libre. Su creatividad crece en la medida que se siente confiado y suelto. Hay que dejarlo en libertad para que la función sea viva». Así, libres y sin estribos, pretende el joven director deHair,Daniel Anglès, que actúen sus elegidos. Una veintena de actores, cantantes y bailarines que preparan el estreno, el 22 de diciembre, del musical más esperado de la temporada, un canto a la paz, la libertad, el amor y la naturaleza.

A la búsqueda de esas sensaciones que imbuyeron elhippismode los 60 y también de la cohesión grupal, el equipo acudió a Esteban Labari, bailarín y actor con más de 20 años de experiencia, que lleva lustros aleccionado sobre el comportamiento de los equinos, la doma natural y sus vínculos con la interpretación. El joven elenco deHairasistió a una jornada de aprendizaje en el Club de Polo i Hipica Tarraco. Allí estaban, entre otros, los protagonistas: Jordi Coll, Joan Vázquez y Julia Möller. Tras algunos desencuentros y mucha paciencia y observación, los actores acabaron susurrando a las bestias. Subieron a sus lomos sin sillas de montar. A pelo.

Entrar en la dimensión de los equinos es, según Labari, comparable a subir al escenario, enfrentarse a lo imprevisible y superar los miedos. «Los caballos solo quieren paz. Son maestros en el arte de la cohesión grupal y en la coordinación del movimiento, y podemos aprender mucho de ellos». También enHair,una obra en la que todo el reparto está casi siempre en escena, las sinergias y la unidad del grupo son fundamentales, subraya el director.

La primera lección consiste en ver y escuchar. «Elegid un caballo y anotad sus movimientos. Solo observarlos, no los toquéis. Fijaros en las orejas, la respiración, cómo interactúan entre ellos...». A Tamara Quiogue, filipina de enorme voz, se la ve suelta. «Mis padres tienen caballos en casa», desvela la joven, afincada en Barcelona desde hace más de una década. El «acercamiento a las bestias» prosigue con sentido, sensibilidad y algún sobresalto. Toca echarles la cabezada y Estel -un precioso ejemplar negro- huye encabritado. «Este es el loco de Berger. No os preocupéis que no hace nada», le compara Labari. Pero los 600 kilos del animal al galope imponen.

El loco de Berger es, en el libreto de Gerome Ragni & James Rado, el líder de la tribu. Un tipo al que no le gusta que le echen la cincha. El más desmelenado de esa pandilla de melenudos que claman contra la guerra en Vietnam y por el libre albedrío. Lo interpretará Jordi Coll (Infidels), que se anima a subir a lomos de Polo y tumbarse sobre él para la foto. «Mi corazón se ha puesto a cien, pero poco a poco he conectado con él y al final respirábamos al unísono. Es la primera vez que subo a un caballo sin montura».

Sin presionar

«Potenciar la conexión hombre-caballo». Ese es el objetivo del maestro Labari, seguro de que el trabajo de improvisación con los equinos es una «excelente herramienta» para el actor. También lo cree Anglès, que lo compara con las acciones físicas de Stalivnasky o Grotovsky. «No hay que acercarse al animal como cazador, hay que darle confianza con nuestra gestualidad y actitud», pide el experto. Y Anglès lo lleva a su terreno. «Si a un actor lo presionamos se puede romper».

Poco a poco, el diálogo entre las dos tribus, la deHairy la ecuestre, se agudiza. Polo, Estel y Fado pasan a ser un actor más y comparten juegos, improvisaciones y cabalgaduras. «Se trata de entender sus señales», dice Labari. En una cerca, los actores juegan al fútbol con Polo trotando a su alrededor. Es ya como uno más de la compañía.