Una lista negra de malos catalanes

Un libro cataloga a los "colaboracionistas" del "régimen colonial" español, incluyendo a Azúa, Regàs , Boadella, Chacón y Duran Lleida en un el elenco de 'botiflers', esclavistas y falangistas

La escritora Rosa Regàs.

La escritora Rosa Regàs. / periodico

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Son, según reza la contraportada del libro, “una galería de personajes ‘nostrats’ de la peor especie: esclavistas, colonizadores, colaboracionistas, genocidas…”, un electo de “catalanes despreciables” que tienen en común “apoyar a los opresores de nuestro pueblo y de paso oprimir a otras naciones”. Estos epítetos engloban a 70 personalidades catalanas y baleares cuyas biografías se encadenan en ‘Perles catalanes. Tres segles de col.laboracionistes’ (Viena Editors). Entre ellas están tanto el capitán negrero Joan Maristany, que esclavizó o asesinó a toda la isla de Pascua, como los voluntarios de Prim, los de la División Azul y los del requeté, el  sanguinario general Weyler, el colaboracionista nazi Robert Brasillach y los principales demonios del  independentismo catalán, desde Josep Pla, Juan Antonio Samaranch, Cambó y Porcioles hasta Albert Boadella, Félix de Azúa, Rosa Regàs, Carme Chacón, Miquel Roca o Duran Lleida.

Sostiene Jordi Avià, uno de los tres autores del libro, que no se trata de una lista negra de malos catalanes (malos considerados desde una óptica muy determinada, que incluye a Josep Borrell pero no a Fèlix Millet, la xenofobia anticharnega de Carles Sentís pero no la de Joan Sales, las opiniones filofascistas del Vicens Vives de 1939 pero no el "soy amigo de ETA" de Xirinachs, quien en cambio se propone como modelo de catalán a homenajear).“Podría parecer una lista inquisitorial, pero a diferencia de la inquisición también recogemos los aspectos positivos de un Cambó o un D’Ors; lo que hacemos es hablar no solo de la parte buena sino de la parte negativa de la que no se habla”, añade este diseñador gráfico que formó con los coautores del libro Salvador Avià Joan-Marc Passada el colectivo Dr. Cat.

Parece evidente que el criterio selectivo está algo más que sesgado. “Tenemos una inclinación: consideramos el conflicto con España desde un punto de vista colonial y consideramos como colaboracionistas a quienes colaboran con el régimen español para joder a su país por afinidad ideológica o beneficio económicos”, sostiene Avià.

"ESCLAVISTA, ANTIDEMÓCRATA, FASCISTA..."

La portada del libro recoge los epítetos que se merecen los personajes que son objeto del interés de los autores: “Esclavista, antidemócrata, fascista, franquista, colonialista, especulador, negrero, explotador”. Se puede poner pocas objeciones a la inclusión bajo al menos uno de estos epígrafes de algunas perlas cultivadas, incluso bajo los estándares de su tiempo, como Maristany, Weyler, los impulsores de la Liga Nacional Antiabolicionista o Juan March. O desde nuestra óptica actual, al general Prim y empresarios como los López, Güell, Xifré o Girona. O a los falangistas catalanes en pleno.

Pero llama la atención la inclusión del “pequeño ABC de perlitas contemporáneas” de los 11 personajes que cierran en libro, que para sus autores comparten “al menos un par de fobias: Catalunya y el derecho a votar, es decir, la democracia”. Esta lista negra de catalanófobos incluye, por orden alfabético, a Félix de Azúa, “acorazado del nacionalismo y la seudoizquierda española”, Albert Boadella, “bufón que prefirió ponerse una corre en el cuello y pasar a ser el perrito del mandarín”, Josep Borrell, “a quien Catalunya le importa un rábano”, Josep Ramon Bosch, el dimitido presidente de SCC por sus desmanes en internet, Francesc de Carreras, “uno de los promotores del partido colonialista Ciutadans”, Carme Chacón, Josep Antoni Duran i Lleida (“pocos seres han actuado con tanta dedicación, influencia y durante tanto tiempo como él para poner palos en las ruedas a los intentos de emancipación del pueblo catalán”), Arcadi Espada, Rosa Regàs (ejemplo del “nativo agradecido al poder colonial”), Miquel Roca y Alejo Vidal-Quadras.

“Hay una lógica de continuidad postcolonial, desde el momento en que todos niegan el derecho a decidir y tienen un pensamiento supremacista están siendo un poco la continuación de esos personajes”, argumenta Jordi Avià. Aunque, matiza, entre estas personas que en el prólogo son calificadas como "moralmente responsables" de actos "aberrantes",  “el nivel de culpabilidad es diferente”.