el primero de los conciertos de la gira de 'wrecking ball'

El 'Boss' inflama BCN

Seguidores de Springsteen observan con emoción el concierto de su ídolo, anoche, en el Estadi Olímpic de Montjuïc.

Seguidores de Springsteen observan con emoción el concierto de su ídolo, anoche, en el Estadi Olímpic de Montjuïc.

JORDI BIANCIOTTO / Barcelona

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El mensaje de Bruce Springsteen es todoterreno y resiste los extremos: funciona cuando corren vientos de euforia y fluye la espuma de los días, y estremece y reconforta cuando hay signos de abatimiento. Como en esta Barcelona entre herida y perpleja con la que se encontró anoche en el Estadi Olímpic. Una ciudad menos efervescente que la última vez, en el 2008, pero dispuesta a escuchar unas palabras que se han vuelto más airadas, o quizá es que ahora nos fijamos más en su fondo agrio. Anoche sonaron sin signos de claudicación, plantando cara. Sí, estaremos tocados, pero saldremos adelante.

Para ello, tras hacer sonar Last dance, de Donna Summer, como música ambiental en homenaje a la disco-diva caída, Springsteen nos llevó primero hasta lasmalas tierras:Badlands, bautismo de la noche cargada de significado y de parábolas sobre la labranza y el esfuerzo; el afán de superación y la sombra de la codicia. Y un pinchazo en el corazón cuando le tocó el turno al solo de saxo y no vimos a Clarence Clemons en su rincón de siempre. Su sobrino, Jake Clemons, centró miradas y aplausos. Luego,We take care of our ownyWrecking ball, material nuevo bañado en estrofas desengañadas.

CITA A LOS CAÍDOS / Tras un par de canciones más,No surrender y el himno marcial de raíz irlandesaDeath to my hometown, Springsteen lanzó la primera parrafada al presentarMy city of ruins, retocada por la sección de viento y mirando de reojo aPeople get ready, de Curtis Mayfield. Señaló, como es habitual, en catalán, que la canción«és una història sobre el que perdem i el que queda per sempre». La sombra de los caídos de la E Street Band, Clemons y el teclista Danny Federici, en el ambiente. Aunque el Boss quitó hierro aludiendo a su esposa Patti Scialfa, que no ha aparecido en este primer tramo de la gira europea.«On és? A casa, amb els nens!».

Tras el tono litúrgico de la canción, con aromas gospel, dos andanadas que rebajaron el dramatismo:Out in the street, rescate deThe river, y una rareza, Talk to me; una pieza con aire al pop sesentero de Phil Spector que, en los 70, Springsteen entregó a su amigo Southside Johnny y que repescó en el recienteThe promise.

SIMPATÍA 'INDIGNADA' / Con Jack of all trades, uno de los relatos sombríos deWrecking ball, vinieron las palabras más comprometidas del Boss. Comenzó confensando que «a Amèrica hem tingut uns temps dolents, hem perdut les feines i les cases», y luego añadió: «Sé que a Catalunya ha estat encara pitjor. Dedico aquesta cançó als indignats del 15-M i als que lluiten a Catalunya».Pero el concierto no se asentó en esos tonos reposados, e impactó con un tramo central de alta intensidad rockera con guiños a los eruditos. Primero, una dura adaptaciónYoungstown, original del disco acústicoThe ghost of Tom Joad, seguida de una musculosaMurder incorporated. La E Street Band, desplegando un sonido compacto, con los vientos a raya, inyectando fibras resistentes, y un crispado solo de Little Steven.

Luego, la historia deJohnny 99, el desdichado presidiario deNebraska, y las contorsiones deYou can look (but you better not touch),otro picotazo aThe river. De ahí, aShe's the one, con su ritmo tribal a lo Bo Diddley, y otra sacudida conShackled and drawn. EnWaitin' on a sunny day, el Boss hizo cantar a una niña del público, y enThe promised landvolvió a brillar el saxo de Jake Clemons.

LA RUTA DEL TRUENO /The river enfiló la tercera hora rumbo aProve it all night, Hungry hearty unThe risingenlazado con los aires texmex deWe're alive. Sorpresa:Thunder roadcomo clímax del bloque central, incorporada como en el Sant Jordi en el 2002.

Los bises empezaron conRocky ground, y luego sí que Springsteen se libró a los clásicos que el gran público esperaba:Born in the USA y, con las luces encendidas, viéndonos las caras,Born to run, Bobby Jean, Dancing in the dark y unTenth avenue freeze outque sirvió el homenaje final a Clarence Clemons.«And the Big Man joined the band...», reza la letra. Y el Big Man volvió a unirse a la banda. En espíritu y en materia, a través de una prolongada ovación a su imagen en pantalla. Emotividad final para una noche de fiesta y desafío.