Argumentos para la protesta

Biblioteca indignada

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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yal tercer año de la crisis la indignación estalló. El libro del nonagenario Stéphane Hessel llegó justo a tiempo para convertirse en la bandera, o en la marca no registrada, de un movimiento social. Y, además, en la punta de lanza de un fenómeno editorial. Detrás han venido imitaciones y réplicas, pero también una segunda oportunidad para autores que llevan años ofreciendo propuestas y referentes ideológicos alternativos. Y una nueva generación de literatura de combate, panfletaria en el mejor sentido de la palabra.

Arcadi Oliveres, uno de los autores y oradores de referencia en estos días, reconoce que ¡Indignaos!y la obra colectivaReacciona,«aunque no son ensayos en profundidad han servido para provocar a la gente». Pero la biblioteca de referencia del movimiento 15-J es mucho más amplia. «Las movilizaciones han incorporado a viejos luchadores y -añade- a una mayoría de gente que está haciendo un curso intensivo de pedagogía política, como muchos jóvenes que han pasado de la Playstation a la manifestación».

Esta formación intensiva requiere más argumentos que lemas. Y precisamente los casos prácticos que Oliveres expone en sus conferencias y libros , los ejemplos didácticos y las cifras escandalosas, se han convertido en el arsenal básico de muchos debates. «Tiene un punto de maestro y también de gurú, en el sentido de prever tendencias. A principios del 2010, conAturem la crisi, vimos que era el momento de no solo denunciar sino también aportar soluciones», explica su editora Rosa Rey. Angle Editorial lleva vendidos unos 25.000 ejemplares en catalán de los libros de Oliveres. El último, una versión actualizada, en bolsillo, deUn altre món.«En las conferencias de Arcadi -duce Rey- hay gente de 60 años y de 18, y es necesario explicar cosas que son muy complicadas, como qué relación hay entre cómo se jugó con las hipotecas en Estados Unidos y que a un funcionario le recorten el 5% el sueldo».

ACTIVOS Y ACTIVADOS / Esther Vivas, miembro del Centre d'Estudis sobre Moviments Socials de la Universitat Pompeu Fabra y coautora, junto con Josep Maria Antentas, de artículos recogidos en tres de los libros que aparecen estos días, coincide en que el movimiento del 15-M se suman «personas que vienen de una trayectoria larga de activismo en movimientos sociales y gente que hace su primera experiencia; hoy somos más que antes del 15-M». Esta nueva generación necesita «materiales de reflexión que ofrezcan respuestas a las preguntas que se plantean», explica Vivas. Una prueba es que las bibliotecas improvisadas o las charlas formativas no han faltado en ninguna acampada.

Coincide con ella Anna Monjo, directora de la editorial Icaria: «El malestar que ha cristalizado ante la evidencia de que los políticos no discuten de nuestros problemas ha llevado a las asambleas a gente joven a la que ves que les faltan referentes, que descubren allí que existe la banca ética, o la agricultura de proximidad, o el cooperativismo... » Para estos potenciales lectores es necesario, opina Monjo, «pasar de explicar las carencias del sistema a dejar claro que hay alternativas». Y para ello no bastan los breviarios de agitación, sino una auténtica biblioteca alternativa (70 libros al año publica Icaria).

El banco teórico del que bebe el movimiento del 15-M no ha salido de la nada. Su arsenal ideológico y práctico es el de los últimos 10 años de movimiento altermundialista, e incluso tiene antecedentes mucho más cercanos en movilizaciones como las dev de vivienda. Arcadi Oliveres va más allá y ve «una coherencia con los movimientos del no a la guerra, las protestas contra la cumbre europea del 2002, contra el Banco Mundial en el 2000, contra la deuda externa y a favor del 0,7% para la cooperación en los 80 y 90».

Sin embargo, no todos los temas de la izquierda alternativa de la última década están encima de la mesa con la misma intensidad. «El movimiento responde al malestar tras dos años de crisis con la clase política actual y con el sistema bancario», analiza Vivas. Dos temas, con capacidad además de conectar con sectores sociales que van más allá de las minorías militantes, centran la atención: «La demanda de profundizar en una democracia radical y la exigencia de responsabilidades a la banca y a la clase política».

Según Enrique Murillo, en cambio, el reto es encontrar nuevas voces no alineadas, y está en ello en su editorial Libros del Lince. «He evitado a la izquierda envarada. El discurso de la izquierda europea está muerto de inanición, hay que hacer algo crítico pero diferente. Mucha gente que no estaba en el sistema de partidos resulta que pensaba».