La masía del XVI que abrió vía a un hospital

La piqueta acabó con Can Quintana en 1958, aunque el barrio adoptó su nombre

Nuevo edificio  8 Fachada del Hospital Mare de Déu de la Mercè

Nuevo edificio 8 Fachada del Hospital Mare de Déu de la Mercè

PATRICIA BARAJAS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La antigua barriada de Can Quintana recibe su nombre gracias a la masía del mismo nombre, que estuvo en el paseo  Universal, 34. Ya derruida, estaba situada al borde del arroyo que separaba Horta de Sant Andreu, actualmente en Nou Barris. La fecha de construcción no es muy exacta, pero se cree que data del siglo XVI. A finales del siglo XIX una familia adinerada compró Can Quintana para veranear ahí.

La entrada de la masía, con aires señoriales, gozaba de una avenida llena de pinos que más tarde fueron sustituidos por cipreses. Can Quintana tenía un gran valor histórico, en especial las ventanas de estilo gótico. A lo lago de los años tuvo muchos dueños. El último propietario fue Conrat Portell, un hombre que practicaba espiritismo y tenía una habitación preparada para hacer sesiones. Portell murió en 1954 atropellado por un coche.  En aquella época el acceso a las masías al pie de Collserola era complicado. "Desde Barcelona, y con tartanas, tardaban horas en llegar. Los caminos eran torrentes de agua que en verano quedaban secos", añade Carme Martín, divulgadora histórica.

Un sociosanitario

Las Germanes Hospitalaries adquirieron la finca después de la muerte de Portell. Ahí ubicaron durante un tiempo sus oficinas y luego fueron construyendo más edificios por los alrededores. "La congregación compró el terreno y la masía estaba en el mismo paquete. Empezaron a ofrecer servicio de residencia para mujeres con trastornos mentales", comenta José Román, gerente del Hospital Mare de Déu de la Mercè.  En 1958, y tras varias modificaciones arquitectónicas, la masía fue derruida. "Después del derribo, no sabemos qué pasó con las ventanas góticas. Tenían un gran valor histórico", critica Martín.

En sus orígenes no había psiquiatras en su plantilla. La institución únicamente ofrecía las instalaciones y el cuidado de las personas. Cada paciente se procuraba sus médicos. Tras pasar por distintas etapas, ahora el actual edificio, de los años 70, es un hospital de la red pública de salud mental y un centro sociosanitario del que se encargan las mismas Germanes Hospitalaries.