Noticia publicada el 16 de febrero del 2003

Más de un millón de voces contra la guerra desbordan Barcelona

PASSEIG DE GRÀCIA - GRAN VIA

PASSEIG DE GRÀCIA - GRAN VIA / periodico

A. GONZÁLES / J. TORDERA / Barcelona

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Barcelona vivió ayer la manifestación más multitudinaria de toda su historia. Una marea humana formada por más de un millón de personas (1.300.000 según el Ayuntamiento) desbordó y colapsó completamente el centro de la ciudad para gritar no a la guerra en Irak y clamar que la paz todavía es posible.

Jamás el paseo de Gràcia había quedado tan pequeño a la hora de acoger una concentración ciudadana. El éxito de la convocatoria de la Plataforma Aturem la Guerra fue tal que miles de manifestantes tuvieron que ocupar las calles paralelas a esta arteria para lograr avanzar hacia la Gran Via y la plaza de Tetuan. Los propios organizadores de la protesta se mostraron sorprendidos de la respuesta ciudadana.

La Delegación del Gobierno en Catalunya, en cambio, realizó una apreciación desafortunada y estimó que no se habían reunido más de 350.000 personas.

SUPERADAS TODAS LAS CIFRAS

La protesta transcurrió en todo momento en un clima festivo, a pesar de la aglomeración sin precedentes, que dobló ampliamente la asistencia a la histórica Diada de 1977, en vísperas del regresó a Catalunya del president Josep Tarradellas, que reunió a unas 400.000 personas, aunque entonces se habló de un millón. También fueron superadas con creces las cifras de asistencia a la manifestación de homenaje al asesinado Ernest Lluch o la marcha antiglobalización celebrada en marzo del 2002 durante la cumbre de la UE.

Las marchas de Barcelona y las de Londres, Roma y Madrid fueron, de todas las celebradas en el mundo, las que más manifestantes congregaron. Pero la de la capital catalana fue, con diferencia, la más numerosa teniendo en cuenta la proporción de habitantes.

Siguiendo el horario previsto, la manifestación arrancó a las cinco de la tarde. La teórica cabecera, formada por miembros de la plataforma convocante y ciudadanos anónimos situados tras una pancarta con el lema Parar la guerra es posible, se puso lentamente en marcha en la confluencia del paseo de Gràcia y la calle de Mallorca. A pesar de que los organizadores no cesaron de pedir a través de los altavoces que la gente situada por delante de la pancarta se apartara hacia los laterales, ésta apenas logró avanzar 400 metros en la hora y media siguiente.

La segunda cabecera ¿con dirigentes de todos los partidos, menos el PP, y representantes sindicales e institucionales¿ se vio atrapada en el mismo embudo y quedó relegada a las posiciones traseras de la manifestación.

Entre los políticos asistentes estaban Joan Rigol, presidente del Parlament; el conseller en cap, Artur Mas; Pasqual Maragall (PSC), Josep Lluís Carod-Rovira (ERC),Josep Antoni Duran Lleida (UDC) y Joan Saura (ICV), además del alcalde Joan Clos y el candidato de CiU a la alcaldía, Xavier Trias.

Durante todo el recorrido, los manifestantes corearon gritos de «no a la guerra» o «esto nos pasa por un Gobierno facha». Muchas pancartas aludían al presidente del Gobierno. En una de ellas se leía Aznar, inconsciente, escucha a la gente, y otra pedía al presidente de Estados Unidos: Bush, ayúdanos a liberar a España de Jose Mari.

La marcha reunió a grupos muy heterogéneos, lo que se tradujo en algunas pancartas contradictorias. A pocos metros de una que rezaba América sí, Bush no podía leerse el clásico Yankees go home. Otra en la que aparecía escrito Israelís contra la guerra iba cerca de una en la que se pedía la intervención de la ONU en Israel.

Cuando los primeros miles de manifestantes alcanzaron la plaza de Tetuan apareció sobre el escenario la actriz Carme Sansa, que leyó el manifiesto de la marcha. El texto condena «cualquier ataque e intervención militar en Irak aunque sea con la autorización de la ONU» y también el «régimen dictatorial de Irak».

Asimismo, exige el levantamiento del embargo sobre Irak y que las resoluciones de la ONU sean cumplidas por todos los países, incluidas las que afectan a Israel. El público ovacionó la petición a la Generalitat y el Parlament para que «tengan un compromiso claro contra la guerra».

El marroquí Joumad el Haskoury, de 19 años, leyó a continuación una condena de la guerra aprobada por el Fórum Social Europeo, tras lo cual subieron al escenario varios integrantes de los grupos de teatro La Fura del Baus y Comediants.

En ese momento estaba previsto que los asistentes se estiraran en el suelo mientras se simulaba un bombardeo. Pero la Gran Via estaba tan abarrotada que tuvieron que limitarse a agacharse. Además, fue necesario repetir varias veces la lectura del manifiesto para que todos pudieran escucharlo a medida que llegaban al final del recorrido.