EL DEBATE SOBRE LA SOBERANÍA

La margarita socialista

NEUS TOMÀS

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Hubo un tiempo en que el PSC empuñaba la rosa y repartía claveles en sus mítines y actos. Eso era cuando las finanzas del partido eran mucho más boyantes y antes de que la flor de referencia pasase a ser la margarita (aunque seguro que siguiendo con la metáfora hay quien crea que sería más apropiado adjudicarle el lirio). Los socialistas catalanes primero anunciaron una abstención preventiva en las todas las iniciativas relacionadas con la consulta soberanista y, solamente una semana después, cambiaron de opinión y explicaron que acordarían su voto en función de las propuestas que se fueran planteando.

De momento, la primera que CiU y ERC les han puesto encima de la mesa les allana el camino puesto que la declaración soberanista que convergentes (sin el apoyo deJosep Antoni Duran Lleida) y republicanos han consensuado parece pensada para dejar fuera a los socialistas. Una estrategia legítima cara a sus intereses partidistas pero que es un desastre para el país, puesto queArtur MasyOriol Junqueras saben que iniciar este camino sin intentar recabar el máximo de apoyos posibles, dentro y fuera del Parlament, aumenta el riesgo de fracaso y de frustación entre los ciudadanos que, aunque sea en grados distintos, aspiran a una Catalunya menos dependiente de España.

CiU y ERC por un lado, y PSC, ICV-EUiA y CUP por el otro, tienen poco más de una semana para demostrar que están dispuestos a consensuar la declaración. Unos y otros están obligados a intentarlo porque la máxima unidad será sinónimo, sin duda, de mayor legitimidad. Si la mayoría de los partidos están dispuestos a consultar a los catalanes, sin necesidad de presuponer la respuesta, ¿por qué no empezar la «transición nacional» por aquí?

Eso sí, los socialistas harían bien de seguir el consejo que el republicanoJordi Carbonellacuñó con motivo de la otra gran Diada, la del 76, y conjurarse para que la prudencia -o quizás el temor al PSOE-no les convierta, acaso, en traidores.