Lluvia de neuronas una noche de verano
Rayo, trueno. Rayo, trueno. Una secuencia tenebrosa para una imagen tan poética. Lluvia de neuronas una noche de verano.
Permanecía con los brazos abiertos en medio de la calle, esperando y expectante. Estaba harto, realmente harto. Quería aniquilar aquel recuerdo y sabía cómo hacerlo. Aquella era mi única oportunidad. Algunas de las neuronas que se precipitaban de aquel cielo púrpura estarían cargadas de información ajena y lograrían sustituir ese pensamiento. Aquellas neuronas estarían rellenas de información foránea, de vete a saber quién.
La aleatoriedad y la peligrosidad de ese método eran obvios, pero era consciente y estaba dispuesto. Sabía que aquella memoria que quería fulminar aún no la había consolidado, y que por tanto, estaba en el hipocampo y aún no se había fijado en el córtex. Para que la lluvia de neuronas penetrara en mi cráneo con más concreción agaché la cabeza y con la nuca al descubierto permanecí quieto, como una estatua; esperando la conmoción, deseando un recuerdo desconocido. Escuchaba perfectamente el sonido de aquella lluvia neuronal. Era mucho más silenciosa que una lluvia estándar. El torrente de neuronas que caía sonaba exactamente como una ola de insectos chasqueando contra el suelo con fuerza. Una melodía tenebrosa para una imagen tan poética.
Lluvia de neuronas una noche de verano. Después de cinco minutos me desplomé totalmente desconcertado. Conseguí arrastrarme hasta el portal de mi casa. Estaba empapado de neuronas. No recuerdo cómo subí las escaleras de casa, ni como entré en la habitación, ni como me quité la ropa. Dormí doce horas seguidas. Al despertar nunca supe si había soñado que ese recuerdo se había realmente borrado o si en realidad yo era aquel recuerdo y no habría nunca forma de sustituirlo. Una sensación tenebrosa para una imagen tan poética.
NEUROCÁPSULA
El proceso de consolidación de memoria hace referencia al proceso de estabilización de nuevos recuerdos, donde también se incluyen procesos de integración y actualización de recuerdos preexistentes. Las experiencias personales que se pueden situar en lugares físicos y momentos determinados de nuestra vida decimos que forman parte de lo que se denomina memoria episódica. Estas también se engloban en lo que llamamos memoria declarativa ya que son recuerdos que pueden ser evocados de forma consciente. Este tipo de memorias primero se almacenan temporalmente en el hipocampo para luego almacenarse a largo plazo en el neocórtex.
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