Maratón Chucho Valdés

El pianista cubano se multiplica con seminarios, un concierto en Monvínic y un homenaje al mítico grupo Irakere

NÚRIA MARTORELL/ BARCELONA

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Irakere, que significa selva en la tradición yorube, fue la banda que revolucionó la historia de la música, a partir de las raíces afrocubanas, hace ya cuatro décadas. 'Irakere 40!' es el título del frondoso espectáculo-homenaje que el mayor representante de la desaparecida formación, Chucho Valdés, estrenará el martes en el Auditori, junto a los The Afro-Cuban Messengers y un nutrido grupo de invitados.

El concierto es el punto de partida de una fructífera relación del maestro del jazz afrocubano con el festival que ha propiciado su génesis: el Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona. Chucho Valdés será el artista residente, el padrino de la muestra (cada año propiciará una nueva producción). El título acarrea, y solo para empezar, una maratoniana actividad.

Los ensayos de 'Irakere 40!' los comparte a modo de seminario (o workshop) desde hoy y hasta el lunes, en el Conservatori del Liceu. El domingo presentará en el Teatre-Auditori de Sant Cugat el recital 'Cuba clásica', de Mauricio Vallina, pianista que conoció el año pasado en un espectáculo que montó este mismo festival, 'Rumba para Bebo'. Y el lunes participará en la Monvínic Experience con interpretaciones al piano a partir de lo que le sugieran los vinos que presentará el sumiller Josep Roca, quien entre otras osadías mezclará cinco vinos distintos del Priorat. "Algo que conecta muy bien con el espíritu del jazz: improvisación; algo efímero. Los mejores solos siempre salen en una jam session", asegura el inspirado músico.

Sin limitaciones

¿Se improvisa mejor con vino o con ron? "Como siempre, hablamos de dos amores; dos grandes amores, pero diferentes", contesta, entre risas. Chucho Valdés no acepta limitaciones. Ni mediocridades. Es incapaz de dar por bueno un "no está mal" ni siquiera durante los ensayos. "Si dices que no está mal es porque no está bien. ¡Y ha de estar bien!", espolea.

Valdés relata que dejó Irakere porque se veía "limitado". "Tenía que ser el compositor, el copista, ya era el que copiaba los arreglos que yo mismo hacía... Mi carrera como pianista se me estaba yendo de las manos. Y mi padre, el gran Bebo Valdés, me lo decía: es una gran banda, pero tienes que tocar más el piano. Necesitaba desarrollarme en este sentido. Y así lo sentía".

"Decidí hacer mi trabajo como pianista sin abandonar la banda. Pero cuando el sello Blue Note se interesó por mí y empecé a tocar en más sitios... Mi tiempo de vida en Irakere fue de 30 años, cinco de ellos ya con Blue Note. Y luego busqué otra generación de músicos, con otras inquietudes, otras ideas", sigue relatando.

Raíces afraicanas

'Irakere 40!' empezará con el tema 'Juana 1600', el mismo con el que iniciaba Irakere sus actuaciones. "Juana era el primer nombre que tenía Cuba. Y se trata de una pieza que define muy bien el interés del grupo por recoger las raíces africanas". Y acabará con su mayor éxito, el popular 'Bacalao con pan'. "Fue la primera vez que se introdujeron los tambores africanos en la música bailable cubana", ilustra. Entre medio, abordarán muchos más clásicos de la formación.

Chucho Valdés se ha prestado a grabar un acústico en exclusiva para EL PERIÓDICO en el Conservatori del Liceu en el que, solo al piano, anticipa parte del repertorio que desgranará el martes, ya con toda una orquesta, en su espectáculo, "a modo de entrante", explica tras su interpretación.

Con 'Irakere 40!' aclara que no pretende "recuperar aquel sonido" de antaño, sino "rendirle homenaje". Y lo hará junto a sus habituales The Afro-Cuban Messengers "y su sonido más nuevo, que no es ni peor ni mejor, simplemente más nuevo", insiste.

'Soy el viejo lobo de mar'

El imponente Chucho Valdés, de 1,94 de altura y 73 años de sabiduría acumulada, explica que The Afro-Cuban Messenger "son una nueva generación de músicos que conecta mucho con la juventud".

Sin contar usted, ¿qué media de edad tienen? "Pues unos 30 años. Yo soy el viejo lobo de mar", ríe. "Y todos son magníficos: Gastón Joya es el bajista más brillante que hay en la actualidad. Y el trompetista y cantante Alexander Abreu es el tipo que se ha cargado el reggaeton en los clubs de Cuba. Porque aquí venimos a tocar la timba. ¡A hacer música!"

Historia de amor con Barcelona

La "historia de amor" que Chucho Valdés admite tener con Barcelona empezó a través de su añorado padre, el inmenso Bebo Valdés, el primer músico que recibió la Medalla de Oro del Festival de Jazz de Barcelona. Cinco años antes, padre e hijo, compartieron escenario invitados por la muestra. Y el año pasado fue el propio Chucho quien recibió la condecoración. El vínculo de Chucho Valdés con Barcelona no se limita aquí: será también profesor asociado del Conservatori del Liceu.

"La relación del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona con Chucho Valdés es larga y fructífera. Y lo mejor está todavía por llegar. ¡Hay tantos proyectos! -suspira Joan Anton Cararach, director del festival-.Cada año presentará un show único que tendrá más o menos continuidad. Cuando pensamos 'Irakere 40!', ya planeamos que fuera así".