Jazz & flamenco despiden el Grec

MARTA CERVERA
BARCELONA

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El versátil pianista Chano Domínguez (Cádiz, 1960) y el magnético tocaor Juan José Heredia (Almería, 1974), conocido como Niño Josele, entrelazan jazz y flamenco en su nuevo disco Chano & Josele, publicado por Calle 54 Records y Sony Music. Hoy lo presentan en el Grec como colofón del festival.

Entre ambos músicos la conexión es total. Les unen Bill Evans, Bebo Valdés, Paco de Lucía... El flamenco y el jazz siempre han cruzado sus caminos, por eso no extraña la enorme naturalidad con la que fluye y se enlaza el sonido del piano y la guitarra para recrear grandes clásicos como Je t'attendrai, de Michel Legrand, o dar un nuevo giro a temas propios. La idea de que uno reinterpretara la canción del otro se la propuso Fernando Trueba, cineasta con alma de músico. «Él es el responsable de nuestra unión. Enseguida se dio cuenta de que conectaríamos y nos propuso una lista enorme de temas para ver qué nos sugerían. Allí había de todo desde Albéniz a Amy Winehouse», recuerda Domínguez. Entre los tres seleccionaron las piezas que mejor se adaptaban a sus estilos. El disco incluye desde Rosa (Pixinguinha) a Two for the road (Henry Mancini) y Because (John Lennon/Paul McCartney).

«Lo más difícil para mí fue estudiar los temas cada uno por separado», confiesa el tocaor, cuya guitarra del luthier Vicente Carrillo fue un regalo de Paco de Lucía. «En mi caso lo más laborioso fue el ensamblaje entre los dos», apunta Domínguez, cuyo primer instrumento fue una guitarra flamenca, muy consciente de la diferente sonoridad del piano que podría tapar fácilmente a la guitarra. Ambos están encantados con el resultado, un disco que engancha desde el primer momento, donde fluye un diálogo elegante y fresco. «El sonido ha quedado muy homogéneo, tiene una estética singular donde prima la melodía. No hay ganas de impresionar o demostrar con falsetas o tocando muchas notas», dice Niño Josele. «Eso es verdad, la grandeza de los temas no requería hacer virguerías. Son piezas tan bonitas que lo importante es no pasarse con florituras. A veces menos es más», añade su compañero de aventura.

El disco, con Fernando Trueba y Nat Chediak como productores ejecutivos (los mismos de Lágrimas negras), navega entre diferentes estilos de forma orgánica, con una delicada compenetración entre los artistas. ¿El secreto? «Hemos sido muy cuidadosos con las melodías. Luiza, de Jobim, y Olha María, con música suya y letra de Chico Buarque y Vinicius de Moraes, tienen bellísimas melodías conocidas en todo el mundo. Es un material que hay que tratar con sumo respeto», comenta Chano Domínguez.

Han sido cuidadosos en extremo a la hora de repartirse los acordes, buscando transmitir sentimientos de forma sutil, poniendo toda su alma. Ambos han crecido con el flamenco y el jazz y han colaborado con diversos artistas. Entenderse, cuentan, no fue complicado. «Notamos desde el principio que conectábamos desde lo más profundo sin pensar, de forma intuitiva y visceral», coinciden los dos.

CONVERSACIONES A TRES BANDAS / Necesitaron muchas conversaciones a tres bandas entre ellos y también con Trueba para fijar «la dimensión de la estética rítmica de cada tema». No fue fácil hallar la tonalidad adecuada y el compás de cada pieza. Fue Trueba quien le recomendó a Niño Josele que tocara Alma de mujer (una pieza de Domínguez). «Me lo dijo de un modo muy bonito: me llevó a ver tocar a Chano en Madrid y cuando él abordó la pieza me dijo ¿Por qué no la tocas tú?». Domínguez, a la hora de elegir una pieza de Niño Josele, recurrió a otro sistema: «Me fui a comprar todos sus discos. ¿Es esto una bulería? es la que mejor me encajaba de todas, por eso la escogí».

La canción que interpretan para EL PERIÓDICO es Lua branca, de Chiquinha Gonzaga, una canción popular brasileña de hace más de un siglo, creada originalmente para piano y violín. «Esta canción nos trae un recuerdo latino porque Chano y yo sentimos un cariño especial hacia el entrañable Bebo Valdés», afirma Niño Josele, que colaboró en la canción Corazón loco en el  disco que unió al legendario músico cubano con Diego El Cigala. Dice Domínguez: «Pese a ser una canción brasileña tiene un aire más cubano. No es un danzón pero tiene mucho parecido con Leonora Cervantes, Lecuona y otros clásicos cubanos que nos recuerdan a Bebo».

Ambos han iniciado una gira conjunta que combinan con sus respectivas carreras en solitario. Niño Josele sigue presentando su último disco, El mar de mi ventana (2012), que contó con la colaboración de Paco de Lucía, Tomatito, Duquende, Carles Benavent y los hermanos Morente. Y Chano Domínguez no abandona su trayectoria internacional con su propio grupo. Pero ambos están muy animados con su nuevo proyecto conjunto.