Coriolà y su pop luminoso

La banda presenta mañana el disco 'El debut' en su Maresme natal

NÚRIA MARTORELL / BARCELONA

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La propuesta de Coriolà es un pop luminoso. Ensoñador. Acumulan muchos conciertos. Publicaron ya un prometedor elepé de cuatro piezas ('L'escalfor'), tras su paso por el concurso Sona9. Pero ellos se siguen sintiendo "unos debutantes"asegura el cantante Carles Chacón. De ahí que hayan querido bautizar su álbum directamente 'El debut'.

Mañana lo presentarán en su Maresme natal, en los Concerts Acústics de Can Rin (Cabrils). El 15 de agosto actuarán en los Concerts al Fòrum Romà de Empúries (con Blaumut). Y en otoño destacan también citas como las del Festival Altaveu de Sant Boi de Llobregat y la del ciclo 'Músiques Sensibles' del Foyer del Liceu, que por algo serán los encargados de abrirlo.

Retando a la memoria

"Concebimos este álbum como un punto y aparte -aclara el líder y compositor -. Intentamos que estas 12 canciones que lo integran sean 12 fotografías de momentos vividos, mágicos, con el objetivo de inmortalizarlos para que la memoria no nos juegue una mala pasada y se los acabe llevando el viento".

"Es nuestra manera de decir: ahora es el momento; nuestro momento", añade el guitarrista Xabi Oró. "Con el nombre de 'El debut' reflejamos nuestra ilusión y ganas de mostrar lo que hacemos", insiste su tío, el bajista Xavi Oró, que completa el triunvirato.

Altamente sensible

Coriolà ha facturado uno de los discos más estimulantes del pop-folk catalán de los últimos meses,  con un material altamente sensible. "Todos tenemos unos cuatro o cinco conflictos vitales; nudos que intentamos deshacer toda la vida. La mayoría de veces no podemos. Y la suerte que tenemos los que componemos es que aunque no los superemos, al menos nos reconciliamos con ellos", asegura Chacón.

El cantante, que acabó la carrera de Periodismo y combina la música con el trabajo de promoción de un sello internacional, aclara que a pesar de lo que pueda parecer en 'El debut' le cantan "también a la alegría". "Nos gusta la idea de poder bailar algo que tiene un sentido, un sentimiento profundo". Estos versos peregrinos de nostalgia, amargura y tristeza se combinan con fogonazos de luz y ritmo en los que se nota la inspirada mano del productor del disco, Miqui Puig.

"He superado ese error de juventud que me hacía creer que la buena música tenía que sonar triste. Y Miqui Puig nos hizo ver la importancia de subir el volumen", revela  el cantante.

"Para Coriolà ha supuesto una inyección de energía», asegura el guitarrista. «Nos soltó, 'dejaros de chorradas y tocar como si tuvierais 15 años y estuvierais en el local de ensayo'", recuerda Chacón. "Nos invitó a la locura. Y a revisar nuestro material desde muchos ámbitos distintos", asiente el bajista.

Entre todos han logrado que su propuesta sea un calidoscopio brillante.