LA RECTA FINAL DE LA PRETEMPORADA

Sobradamente preparados

Carlos Sainz hijo, en el box de Toro Rosso esta semana pasada en el Circuit de Catalunya.

Carlos Sainz hijo, en el box de Toro Rosso esta semana pasada en el Circuit de Catalunya. / periodico

MIGUEL MARTÍNEZ / MONTMELÓ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Guillaume Rocquelin, Rocky, el ahora jefe de ingenieros de pista de Red Bull, fue durante los cuatro años de títulos el técnico de Sebastian Vettel. Pero años atrás lo fue también de un español, Oriol Servià, en la Indy Light americana. El piloto catalán, ahora en la Fórmula E, se pasó este sábado por el Circuit para vivir la última semana de ensayos libres de F-1. «En Red Bull siguen, como es natural, muy de cerca las evoluciones de sus jóvenes pilotos en Toro Rosso. Y me ha dicho: 'Oriol, van muy rápido, van muy bien, son muy buenos'».

Se refería, obviamente, a la pareja más joven de la historia de la F-1: Max Verstappen, de 17 años, y Carlos Sainz hijo, de 20. Es el primer invierno de F-1 para ambos, pero en la pista no existe casi diferencia con los veteranos. Han llevado programas diferentes, con distintas vicisitudes, y una suerte de circunstancias que han hecho que Verstappen haya podido lucir algo más en la tabla de tiempos. «Van muy, muy parecidos», confirma entre los camiones, al calor de un café, uno de los ingenieros de Toro Rosso, que analiza toda su telemetría, que sabe con qué gasolina rueda cada uno, con o sin DRS, con qué neumáticos; es decir, con todos lo datos en su mano.

SATISFACCIÓN TOTAL

Por eso Sainz, que puso ayer fin a sus pruebas invernales, se bajó de su coche satisfecho. O casi. «Al final un problema eléctrico me ha impedido finalizar la simulación de clasificación, pero después de 132 vueltas es normal que haya habido algún problema». Ese casi es más importante de lo que parece. Para un novato como él (como su compañero), uno de los aspectos más difíciles de su debut en una clasificación será encontrar el feeling a un neumático blando en una sola vuelta. Por eso, la avería de ayer es tan inoportuna. Pero se queda con los kilómetros, con la experiencia adquirida, con las sensaciones del coche, con la confianza para afrontar la primera carrera en Australia en 15 días.

«Durante el invierno hemos tenido muchos altos y algunos bajos, pero hemos acabado arriba y es la mejor sensación antes de irnos hacia Australia. Tengo la confianza que necesitaba», explica con una sonrisa el piloto de Toro Rosso. El de este sábado fue un día con una simulación completa de gran premio. «Fue el tipo de día que necesitábamos y fue realmente bien. Significa que me voy a Melbourne muy ilusionado, muy confiado y pensando que hemos hecho un gran trabajo», añade el bueno de Carletes.

Será el nuevo español en la F-1. Y todo indica que no estará solo, que la recuperación de Fernando Alonso va por buen camino. «Sí, sí, creo que Fernando nos acompañará en Melbourne», explica Eric Boullier, quien también confirmó que no esperan un McLaren competitivo «antes de llegar a Europa».