Crecen los problemas en el equipo McLaren

Lance Stroll, de 18 años, es el típico piloto de pago en la F-1. Hijo de un multimillonario canadiense ha ido forjando su carrera en categorías interiores a base de que su padre pusiera el dinero para reflotar o comprar equipos, y subvencionando centenares de días de pruebas privadas para que el joven Lance llegara con ventaja sobre sus rivales a la F-4 o la F-3. El dinero de papá le ha sentado en un Williams de F-1, pero sus carencias son evidentes. En su primer día de test dejó para el recuerdo un trompo antológico. No será el último.

El  incidente dejó a Williams con solo 12 vueltas en la segunda jornada de test. Solo la inmadurez del joven Stroll salvó a McLaren de ocupar el farolillo rojo de los equipos con menos vueltas completadas en el segundo día. Stoffel Vandoorne —este sí es un joven con talento— el compañero de Fernando Alonso este año en McLaren, sufrió de nuevo problemas de motor, mientras en Japón le dan vueltas a la cabeza para intentar descubrir cómo es que han diseñado un depósito de aceite, que no ha tenido en cuenta las fuerzas laterales —mayores esta temporada con el nuevo reglamento de aerodinámica y dimensiones de los neumáticos— que dejan sin presión de lubricante al motor. El error es de bulto, asusta, porque, con esa mentalidad es posible, que haya otros errores de diseño similares en otros componentes del motor Honda.

MERCEDES, MUY POR DELANTE

A años luz de los McLaren, de sus problemas con el diseño de motor, muy lejos de las 40 vueltas que Vandoorne completó al tran tran, Mercedes salió a pista con un novedoso doble alerón en T, con más de 150 vueltas, con una fiabilidad máximae, dedicando toda la tarde con Valttery Bottas a realizar una simulación de gran premio: vueltas de clasificación y cuatro stins con diferentes neumáticos. Es el primer equipo en hacerlo, la primera escudería en dejar a un lado esas farragosas pruebas a velocidad constante para comprobar datos, etc. etc.

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Mercedes ya ha alcanzado el segundo nivel, el del análisis y comprensión de los neumáticos con diferentes cargas de combustible. Y lo han hecho antes que nadie. Los pilotos de la estrella acaban exhaustos, pero el coche llega sin problema alguno, porque, saben, como sucedió en los tres inviernos anteriores, que no fuerzan el motor en absoluto. Y aún así, son tan rápidos como el que más. Lewis Hamilton se quedó a solo unas milésimas del tiempo de Kimi Raikkonen, y ya se sabe que Ferrrari, bajo el sello italiano, no se guarda nada, y presumen de cronos cuando no sirven de nada.

El tercer equipo en discordia, Red Bull, lucha para afinar junto a Renault un motor mucho más potente que el año pasado, mientras Adrian Newey, el gurú del diseño, aguardará a la segunda semana para poner en pista su verdadero diseño. “Las posibilidades que ofrece el reglamento este año son una gran motivación para mí”, ha dicho, amenazante, el gran mago de la aerodinámica.