EL GP DE ESPAÑA DE MONTMELÓ

Barcelona, un modelo para la F-1

Los nuevos dueños del Mundial se fijan en lo que ha hecho el Circuit para aumentar el número de espectadores

Vettel y Raikkonen pasan frente a la tribuna principal de Montmeló.

Vettel y Raikkonen pasan frente a la tribuna principal de Montmeló. / periodico

MIGUEL MARTÍNEZ / MONTMELÓ

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Andan los nuevos propietarios de la F-1 buscando caminos para revitalizar el espectáculo. Si Chase Carey, el nuevo Ecclestonelevanta la vista de los camiones y 'hospitalities' y cruza los tornos que limitan el 'paddock', encontrará algunos de los secretos que explican por qué el Gran Premio de España será de los pocos, puede que el único, que este año ganará afluencia de espectadores en todo el Circo.

El atractivo turístico de Barcelona y la creciente cantidad de eventos y actividades que acercan al espectador a los pilotos y a los coches son dos pilares básicos. El tercero es la igualdad en pista de dos grandes equipos como Mercedes y Ferrari. Si quieren acabar de americanizar la F-1, solo falta que abaraten las entradas: asistir al GP de España es cuatro veces más caro que ver las 500 Millas de Indianápolis.

LOS PROBLEMAS DE ALONSO

La previsión es que el Circuit rondará este domingo los 100.000 espectadores, 10.000 más que el pasado año, apoyado en el tirón de la demanda de fuera de España (65% de la afluencia) y, a pesar de que Fernando Alonso, por culpa de McLaren y Honda, no tiene gancho. «Voy a salir en la segunda sesión por los aficionados, no tanto por el equipo», dijo este viernes al bajarse del coche tras completar una sola vuelta en la primera sesión. El panorama en McLaren-Honda no permite ni pensar siquiera en que Alonso pueda  entrar en los puntos, cuando hace solo cuatro años casi la mitad de los espectadores acudían para verle luchar por la victoria.

Alonso sigue siendo un reclamo, y como Carlos Sainz, su sucesor, hacen lo posible por responder al interés de los espectadores con más cercanía y con un espacio reservado para los fans más entregados de cada uno en las gradas. «No se trata de competir entre los dos por ver quién tiene más fans, sino en facilitar o promover la presencia de seguidores en el circuito», dice Sainz, supermotivado por correr en casa, donde ha logrado sus mejores resultados (6º) y maniobras y adelantamientos para el recuerdo.

Fue el año pasado, también, cuando el joven holandés Max Verstappen deslumbró con su victoria, en su debut con Red Bull, con 18 años. Sainz, Verstappen, el duelo interno de los Mercedes... dieron chispa a un Mundial, que ahora encuentra en la igualdad entre Mercedes y Ferrari otros alicientes.

POR FIN, FERRRARI DESPIERTA

Es verdad que las carreras de F-1 pueden resultar este año más aburridas. En los cuatro primeros grandes primeros se han registrado un 67% menos de adelantamientos que en las mismas carreras de la temporada pasada, pero el hecho de ver a un equipo, y nada menos que Ferrari —el más popular en todo el mundo— ganando a los hasta ahora intocables Mercedes, ha revitalizado el interés por un campeonato que, en los tres años anteriores, ya tenía un coche plateado como ganador de antemano.

Esa igualdad ha animado el Mundial en en su arranque, ha relanzado el interés, mientras Mercedes se recupera del golpe que supuso la decisión de la FIA de prohibirle un novedoso sistema de suspensión durante el invierno.

En los primeros libres de este GP de España, el equipo de Brackley ha estrenado un nuevo paquete aerodinámico con un cuidadísimo rediseño de toda la parte delantera, que parece un gran paso adelante. Además, y no menos importante, han estrenado una evolución del motor. Ya se verá si Ferrari es capaz de seguir este ritmo de mejoras de su rival, y si Red Bull, que también presenta grandes novedades en Montmeló, puede reducir la distancia con los dos dominadores del campeonato.

LA CIUDAD IDEAL

Pero el interés en la pista no basta para aumentar el número de espectadores. La buscada coincidencia en fechas con el Salón del Automóvil, que se celebra este fin de semana en Montjuïc, resulta un gancho extra, y, sobre todo, el atractivo turístico de Barcelona, con decenas de estrellas Michelin, estupendas playas y montañas, así como una oferta turístico-ciudadana impresionante en Barcelona.

Solo Budapest se le acerca como reclamo, pero la conexión entre la capital húngara y el circuito es deficiente, nada que ver con el tren, los autobuses o las facilidades —parking vigilado— para llegar al Circuit, incluso en bici. En este aspecto, solo Melbourne o Montreal están a la altura de Barcelona. Pero ni uno ni otro llegan, ni de lejos, a los 100.000 espectadores que todo el mundo espera que se citen mañana en Montmeló. Barcelona indica el camino de la nueva F-1.