¿Cómo meter mano?

Joven empresario sosteniendo la mano en el culo de una mujer

Joven empresario sosteniendo la mano en el culo de una mujer / periodico

ELENA CRESPI ASENSIO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Son muchas las mujeres que llegan a consulta y me explican cómo 'intenta seducirlas' su pareja.

“Entra en la habitación y me coge una teta”, “cuando menos me lo espero me mete la mano en el culo”, “me pellizca los pezones”, “me toca directamente en los genitales”, “mete sus dedos en mi vagina, sin más”, etcétera.

Y esas mujeres, en su mayoría, no me describen estas situaciones como excitables, agradables o como parte del juego erótico. Las viven como una molestia. Y a mi me trasladan a la idea de ese hombre poco hábil sexualmente, como el cromañón que describí hace tiempo que solamente mira por su propio placer.

¿Perciben los hombres que estas situaciones no excitan a su pareja? ¿Saben que, en realidad, ponen más distancia sexual entre ellos? Yo creo que no. Precisamente la intención de acercarse a su mujer y tocarla es la de demostrarle que la desea, que la quiere e, incluso, que quiere hacer el amor con ella. Pero este mensaje no se recibe por parte de la mujer. La mujer, muchas veces, sólo ve a su pareja que se acerca (con cierto aire baboso, dicen algunas) a tocar los pechos o los genitales. Y lo que acaba creando esta situación es un rechazo de ella hacia él. Y eso es un efecto rebote porque, evidentemente, no es lo que él quiere conseguir.

¿Cómo conseguimos que las intenciones de uno no se perciban del revés por la otra? Pues cambiando la estrategia (por parte de él) y ampliando la zona de juego (por parte de ella).

Una de las demandas que hacen muchas de las mujeres que me cuentan estas situaciones es que la pareja sea un poco más sutil o no vaya tan directo al grano… o que se trabaje un poco el terreno antes de pisarlo. Por ejemplo:

• Si él tiene muchas ganas de acariciarle el pecho a su pareja porque le excita el hacerlo. “Que me lo diga” me cuentan muchas mujeres, es decir, que él le cuente lo mucho que se excita viéndola y las ganas que tiene de acariciarla. Quizás así, la mujer baje la guardia y empiece también a excitarse.

• “Y que me lo diga al oído flojito”, me comentan algunas mujeres. Y así, quizás les apetecerá que luego él le agarre el pecho.

• O que empiece a tocar por los “alrededores” del pecho o de los genitales para provocar un poco las ganas.

Un truco para él: si alguno de estos ejemplos te funciona, sigue haciéndolo si no, cambia la estrategia (a veces, la clave está en cambiar de estrategia si siempre que le metes mano en el culo a tu pareja te rechaza ¡prueba algo distinto!)

La diferencia entre estas situaciones y las anteriores depende de una sola cosa: la excitación. Cuando un hombre toca los genitales de una mujer sin que ella esté excitada puede ser habitual que ella responda con rechazo pero si lo hace una vez la mujer está en estado de excitación, esa caricia será bienvenida.

Todas las mujeres que me explicaban el rechazo que sentían por cómo sus parejas las tocaban no estaban excitadas en ese momento… en cambio el hombre quizás ya estaba excitado por la simple idea de tocar a su pareja.

Un consejo para ella: sé tú quien empiece el juego, de vez en cuando a tu pareja le encantaría que tomaras la iniciativa y le metieras mano.

En definitiva: tenemos “tempos” distintos… la cuestión es equilibrarlos y ayudarnos a conocernos mejor ¿no os parece? No es tan difícil, forma parte del aprendizaje de nuestro sexo.

www.elenacrespi.com – @tarongesenceres