EL NUEVO LUGAR DE PEREGRINAJE DE LOS MOTOCICLISTAS

De Tavullia a Cervera

Márquez inaugura la sede de su club de fans y empieza a atesorar múltiples recuerdos en un nuevo museo «Mi tío Ramón será un gran presidente», dice Marc del familiar que le ayuda

17 años después 8 Márquez se subió ayer, ante la vitrina de la Honda de MotoGP, sobre su primera moto.

17 años después 8 Márquez se subió ayer, ante la vitrina de la Honda de MotoGP, sobre su primera moto.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / CERVERA

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El abuelo Ramón no se pierde detalle y eso que empieza a tener problemas de audición «que vamos a solucionar muy pronto», comenta con la misma sonrisa que han heredado sus nietos, Marc y Àlex Márquez. No pregunta demasiado porque se hubiese vuelto loco si hubiera tenido que atender a las decenas de periodistas, fotógrafos y cámaras venidos de todo el mundo («hay hasta dos medios de Catar», cuenta el presentador británico Gavin Emmett) que se han dado cita, en un día celestial, soleado, sin niebla, en Cervera (Lleida), donde Marc Márquez («algún rinconcito le dejaré a Àlex», ha bromeado el bicampeón de MotoGP) ha inaugurado la  nueva sede de su club de fans y museo, cada vez más poblado.

«Todo empezó en el 2010, cuando nos juntamos 50 personas en el casal del pueblo, en realidad la penya azulgrana, para ver, en una pantalla gigante, la primera carrera de Marc en 125cc», explica Ramón Márquez, tío de los campeones, que ha dejado su trabajo para ponerse al frente de un club de fans, que empezó con cien socios y ahora se acerca ya a los 2.000. «Esto ha tomado una dimensión, por culpa de estos niños, que alguien debía hacerse cargo de su dirección de forma profesional. Marc me lo pidió y yo estoy encantado».

La primera rúa en 600

Ramón se ha pasado la vida pendiente de sus sobrinos y, como no, ya organizó las primeras ruas, que no fueron fruto, no, de título alguno, sino de las primeras victorias mundialistas del tetracampeón. «La primera rua la hicimos por el pueblo, metiendo a Marc en un 600 descapotable y para la última, ante miles y miles de seguidores, ya hemos necesitamos un autobús sin techo, lo que demuestra como ha cambiado todo».

Márquez intenta convertir la marea amarilla que provoca su amigo Valentino Rossi en roja con el paso de las temporadas, las gestas, las victorias, los récords y los títulos. Quiere que Cervera sea como Tavullia, el pueblo italiano donde nació el Doctor. Marc ha estado arropado por mamá Roser, papá Julià y Àlex, con quien ha jugado un partido de futbolín. «Corremos para la gente, corremos para nuestros seguidores, corremos porque es difícil encontrar mayor placer que ver la sonrisa de tu gente tras una victoria. Es lo más hermoso que existe».

El bicampeón de MotoGP más joven de la historia ha repetido que seguirá viviendo «durante muchos días en Cervera» pese a haberse comprado una casa en Andorra, donde centrará su preparación física. «Ya tengo ganas de empezar a entrenarme, aunque las Navidades son sagradas y los únicos días en que voy a desconectar. El 5 de enero, Santi Hernández, mi técnico, ya se va a Japón a montar la nueva Honda». Ya ven, esto no para.