GRAN PREMIO DE ARGENTINA

Rossi hace de Maradona

El piloto italiano gana tras remontar ocho posiciones y forzar la caída de Márquez en la penúltima vuelta

Valentino Rossi, con la camiseta con el 10 de Maradona, en lo más alto del podio del GP de Argentina

Valentino Rossi, con la camiseta con el 10 de Maradona, en lo más alto del podio del GP de Argentina / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Solo hay un 'Dios'. O dos. Hasta ahora era Diego Armando Maradona. Desde este domingo, Valentino Rossi ha vuelto a iluminar el mundo de las dos ruedas desde el cielo argentino, la casa del 'Pelusa', de ahí que, tras derrotar a su heredero, Marc Márquez, provocando su desespero y caída, se vistiese con la camiseta del 10 albiceleste y generesa la ovación, el grito, la celebración de las 50.234 argentinos, que reconocían así estar ante el dios más veloz que existe y, sobre todo, un auténtico mito reaparecido a los 36 años. Rossi, que partió desde la octava posición, no solo logró su segunda victoria de la temporada en dos carreras (Catar y Argentina), la 110 de su brillantísima carrera, sino que se distancia en el Mundial, justo cuando el campeonato aterriza en Europa y pisa 'territorio Márquez', pues la próxima cita será en Jérez.

La carrera, apasionante en sus diez últimos giros y vibrante, tremenda, bestial, en sus cinco últimas vueltas, tuvo su punto clave en la elección de los neumáticos. Hizo menos calor que el sábado y el equipo de Márquez se atrevió a montar un neumático más blando detrás. Rossi pensó jugársela al final del GP y prefirió asegurar la apuesta, colocando en su Yamaha M1 un compuesto más duro. Era evidente, que Márquez volaría en las primeras vueltas, como así fue, y era cristalino que el 'Doctor' resurgiría del pelotón, aparecería entre las tinieblas, iría asustando a Marc desde su muro (4.5 de Rossi; 3.6; 3.8…) y, al final, llegada la penúltima vuelta, el mundo debería de prepararse para ver el duelo del nuevo siglo: 'Vale' contra Marc.

La escapada de Márquez en las primeras vueltas del gran premio fue asombrosa. Era evidente que el tetracampeón de Cervera sabía que su neumático se vendría abajo en las últimas vueltas y, por tanto, trató de conseguir la máxima diferencia para cuando empezase el baile. Pero tuvo la mala suerte de que el que fue a por él, el que le perseguía, el que había hecho la apuesta para el final, era su amigo (veremos como se mantiene esa complicidad y graciosa amistad, además de admiración tras este incidente) Valentino Rossi, el más grande. El 'Doctor', el '10' de las motos, el nuevo 'dios' del deporte mundial, dejó atrás con soberbia autoridad a LorenzoIannoneDovizioso y Crurtchlow.

El duelo esperado

Ya no había nadie en la pista que no fuese Márquez y Rossi. Los dos protagonistas del 2014 volvían a verse las caras. El cuerpo a cuerpo, que 'Vale' pidió en Catar y no se produjo por el error en la primera curva de Márquez, apareció en la calurosa pista argentina. El pique que Márquez esperaba en Austin (EEUU) con su maestro, amigo y rival no se produjo porque el bicampeón catalán se escapó enseguida. Pero llegó Argentina y, faltando dos vueltas, una y media, Rossi, que llegaba lanzado, le metió la moto a Márquez en la curva de derechas de final de meta.

Y ahí surgió el Márquez de siempre. El Márquez todo impulso, corazón, coraje. El Márquez que nunca quiere perder. Si Rossi le había hecho un interior, él se lo devolvería en la siguiente curva. Y así fue. El problema es que las ruedas del 'Doctor' estaban más enteras que las de Marc. Se tocaron. Se apoyaron. Y cuando Márquez enderezó su Honda, la Yamaha de Rossi ya estaba recta y delante. Conclusión: la rueda delantera de la RC213V de Márquez tropezó con la rueda trasera de la M1 de Rossi. Y el bicampeón se fue al suelo. Y 'Dios' voló hacia la meta, para enfundarse la camiseta del otro 'Dios'.

Rossi, eufórico

"La caza de Marc ha sido uno de los trabajos más duros de mi vida", reconoció Rossi, que estaba "muy confiado, mucho" en llegar, al final de carrera, al colín de Márquez. "Al principio, lo veía pequeñito pero, ante mis ojos, se fue haciendo grande. Cuando lo tuvo delante, empecé a pensar 'Dios, ahora toca pasarlo'. Sabía que sería duro. Marc no se rinde nunca. Corre al cien por cien. Se la juega 'a saco' siempre. Lo he pasado en frenada, me la ha devuelto pero, cuando ha enderezado su moto, se ha caído al tropezar con la mía. Me sabe muy mal".

Fue una remontada de 'dios'. Celestial. De campeón. De veterano rejuvenecido. De maestro a alumno.