Márquez nos enseña su último juguete

El bicampeón de MotoGP estrena su nuevo Honda Civic Type R, de 310 caballos de potencia, con EL PERIÓDICO en el circuito de Castellolí

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / CASTELLOLÍ

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La cita era a las nueve y media de la mañana y ahí estaban todos. Y los impresionantes coches. Solo Honda puede hacer una exhibición de ese nivel. Solo la firma japonesa, la marca alada, tiene cuatro pilotos de ese nivel en sus filas. Junto al nuevo y velocísimo Honda Civic Type R, de 310 caballos de potencia y multitud de electrónica que hace mucho más llevadera su conducción, casi pilotaje, nos esperaban Marc Márquez, Dani Pedrosa, Toni Bou y el portugués Tiago Monteiro, piloto del Mundial de turismos.

La idea no era solo presentar esta octava maravilla con ruedas, de 37.000 euros, sino probarlo y, antes, dar unas vueltas con ellos como pilotos de carreras. Y ellos, los cuatro, se dedicaron a tomar medidas del duro trazado de Castellolí (Anoia, Barcelona), antes de invitarnos a ponernos el casco, apretarnos bien el cinturón y disfrutar de su destreza. Todos ellos, a excepcón, claro de Monteiro, se las daban de pilotos inexpertos, pero la verdad es que sus vueltas fueran velocísimas. “No nos dejan correr mucho, ‘porsiaca’”, bromeó Márquez, que aseguró que más de uno de sus improvisados copilotos había tratado de buscar, en el techo, alguna asa a la que cogerse.

El coche es realmente impresionante. Siendo un vehículo de calle, puede ser utilizado tanto como utilitario (su sofisticado equipamiento hace que, a bajas revoluciones y velocidad gaste poco) como en plan racing. Tanto a nivel de chasis como de aerodinámica, potencia y suspensión es un auténtico coche de  carreras, es decir, la réplica ciudadana del Civic que toma parte en el Mundial WCC de turismos, que Honda ganó el año que debutó el Civic (2013).

Como explicaron tanto Márquez como su compañero Pedrosa, que están en el final de su preparación física de pretemporada para volver a tomar contacto con su Honda RC213V en la primera semana de febrero en Sepang (Malasia), es el coche más divertido que han llevado nunca. “Se agarra una locura, traza las curvas como si fuese por raíles y tanto su respuesta de potencia como frenada es impresionante”, concidieron los dos pilotos del equipo Repsol-Honda.