Lorenzo inundará un circuito para mejorar su pilotaje

Sus números en MotoGP no tienen nada que envidiar a los de Valentino Rossi, el campeonísimo de todos los tiempos y poseedor de nueve títulos, ni a los de Marc Márquez, el bicampeón de la categoría ‘reina’ más joven de la historia. Jorge Lorenzo, de 29 años, tricampeón de MotoGP con Yamaha, ha ganado casi una quinta parte (43) de los 147 grandes premios que ha corrido en la máxima división, acabando en el podio en la mayoría de ellos (102) y conquistando, nada más y nada menos, que tres títulos: 2010, 2012 y 2015. Pero ahora, Lorenzo atraviesa el peor momento de su carrera deportiva, el peor.

SOLO 7 PUNTOS EN TRES CARRERAS

Lorenzo, que lleva nueve temporadas en MotoGP, nunca, a excepción del año de su debut, en el que sumó solo 6 puntos en tres grandes premios (Alemania, EEUU y República Checa), había sufrido una racha tan negativa, “tan desastrosa”, como la califica él, como la protagonizada en las tres últimas carreras de esta temporada (Montmeló, Assen y Sachsenring), donde el tricampeón solo ha sumado 7 puntos: Iannone le dejó a cero al tirarle en Barcelona; la lluvia le hizo quedar 10º (6 puntos) en la ‘catedral’ holandesa y, de nuevo, el agua le relegó a la 14ª plaza en Alemania (1 punto).

“Tengo que averiguar, cuanto antes, qué me pasa, que nos pasa, donde está el problema. Primero debo detectarlo y, luego, solucionarlo, aunque creo tener la culpa en un 80 o 90% de los casos. Por eso, soy yo quien debe darse cuenta de las cosas y encontrar la solución”, señala Lorenzo, una vez concluido el GP de Alemania, camino de Austria donde se entrenará esta semana de cara al gran premio, que se celebrará, a mediados de agosto, en el nuevo trazado de Spielberg.

DESCONFÍA DE LOS MICHELIN

Lorenzo reconoce que se han juntado muchas cosas para que haya perdido la fe, la confianza y no esté pilotando como sabe. “La nueva electrónica y, sobre todo, el cambio de los neumáticos japoneses Bridgestone a los franceses Michelin ha influido mucho y eso que creía que con estos últimos me iba a ir de cine, pero no. No tengo confianza en la rueda delantera de Michelin y, si no tienes confianza en el eje delantero de tu moto, no te atreves en las frenadas, no te atreves a meter la moto ‘a saco’ en las curvas y no te atreves a hacer un paso por curva veloz, que es mi mejor cualidad”.

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A todo ello, se añade el temor y la inseguridad sobre agua, cuando llueve. “Un desastre. Estoy pensando en ir a un circuito, regarlo, encharcarlo, inundarlo y entrenarme, aunque sea con ‘motitos’ pequeñas, para ganar confianza sobre agua, para volver a cogerle el tacto. Algo he de hacer, desde luego”. Cuando Rossi oyó hablar a Lorenzo de esa posibilidad salió al paso diciendo que “no sirve de nada inundar un trazado y entrenarte en él, pues el escenario no tiene nada que ver con la realidad que te encuentras cuando llueve en un circuito. No es lo mismo, no, el agua que cae del cielo, que la que esparces en la pista”, insistió el ‘Doctor’ en Sachsenring.

ALQUILAR UN CIRCUITO MOJADO

La mejor alternativa que tiene Lorenzo es convencer a Yamaha para que alquile el trazado francés de Clermont Ferrand, utilizado por las marcas de neumáticos para probar y experimentar con sus nuevas ruedas de lluvia, al poseer un sofisticado sistema de regadío, que permite inundar toda la pista y mantenerla en condiciones de lluvia siempre.

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Preguntado por EL PERIÓDICO si cree llegado el momento de recurrir, de nuevo, a la ayuda de su padre, ‘Chico’ Lorenzo, al que suele acudir cuando atraviesa una crisis deportiva o de pilotaje, el tricampeón mallorquín reconoció que no lo había pensado y, en realidad, llegó a descartarlo. “Me puse, de nuevo, en sus manos tras Le Mans-2013 y me siguió ayudando hasta finales de 2015, pero no creo que esta vez me fuese de mucha ayuda, aunque sigo dialogando con él del Mundial, por supuesto”.