EL GRAN PREMIO DE FRANCIA

Nakamoto: "Todos los años dicen que la Yamaha es mejor"

Shuhei Nakamoto, vicepresidente de Honda Racing Corporation, con Marc Márquez.

Shuhei Nakamoto, vicepresidente de Honda Racing Corporation, con Marc Márquez. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Honda Racing Corporation (HRC) ha estrenado un impresionante hospitality en el paddock del Mundial de motociclismo, pero el gran jefe, el simpático Shuhei Nakamoto (Tottori, Japón, 29 de abril de 1957) prefiere su pequeño despacho del camión, donde sus ingenieros resuelven sus dudas y guardan todos los secretos, para dialogar abiertamente.

La charla, salpicada de multitud de risas y carcajadas, muchas de ellas socarronas, no generará noticia alguna, ni siquiera servirá para confirmar que Nakamoto, cercano a los 60 años, será relevado, tal vez antes de que concluya el Mundial o, quien sabe, inmediatamente después de renovar, como esperan y desean tanto Honda como Repsol, a Marc Márquez Dani Pedrosa, de su importante cargo, vicepresidente del departamento de carreras.

-¿Cuánta gente, cuántos ingenieros, cuánta energía ha tenido que poner a disposición del equipo para solucionar la falta de competitividad que ofrecía la Honda RCD213V nada más ponerla en pista en noviembre del pasado año en Valencia?

-Ni una persona más de que las que ya teníamos. Ni una. No ha habido diferencias con respecto a los últimos años. Ni tampoco hemos trabajado más, porque ya trabajábamos mucho. Sí es cierto que nuestra preocupación, y la de nuestros pilotos, especialmente de Marc (Márquez) y Dani (Pedrosa), comienza desde el primer test que hicimos con los nuevos neumáticos Michelin y, sobre todo, con la nueva centralita electrónica Magneti Marelli. Es decir, al día siguiente del GP de Valencia del pasado año, nos damos cuenta de que la centralita es un desastre para nosotros y las ruedas no van bien.

-¿Qué fue lo más desastroso?

-Todo fue desastroso, todo. Los neumáticos no tenían agarre y era evidente que éramos nosotros, nuestros ingenieros, técnicos, mecánicos y pilotos, los que nos debíamos adaptar a ellos y no al revés, de ahí que empezásemos a cambiarlo todo, desde las geometrías hasta la posición del piloto pasando, incluso, si era necesario, por su estilo de pilotaje.

"Todo el mundo culpaba a nuestro motor en el inicio de este año, pero no era eso. Marc quería más control sobre la potencia, pero eso se consigue en un 90% a través de la electrónica, y no la entendíamos"

-¿Cuál fue el punto más caótico?

-Comprobar que la nueva electrónica, el software, común para todos, era un auténtico desastre. Nos llevamos la mayor de las sorpresas. La verdad, no nos lo esperábamos.

-Pero muchos culpaban al motor de todo el caos generado en la moto.

-Pues no era el motor, no. El motor no es muy diferente al del año pasado, por más que se diga. Marc nos pedía, eso sí, que intentásemos que el motor fuese más dócil, que él pudiese tener mayor control sobre el motor, sobre la respuesta del motor, para poder pilotar a su gusto. Pero el problema, y así se lo explicamos a Marc, era que eso que nos pedía se hace, en un 90%, a través de la electrónica, y, en ese sentido, nos era imposible complacer a Marc porque no lográbamos comprender el funcionamiento, la respuesta, el comportamiento de la nueva electrónica.

-Parece que el trabajo ha dado sus frutos, pues Marc ya ha ganado.

-Creo que nos hemos adaptado en un 90%, a los neumáticos, en eso sí hemos avanzado, pero el problema con el software sigue siendo tremendo. Nuestros ingenieros dicen que están muy cerca de solucionarlo, pero ellos nunca hablan de plazos. Puede que sea aquí, en Le Mans, o puede que tardemos aún varias carreras. Sinceramente, ese tema me sigue preocupando y mucho. La gente cree que nuestra centralita electrónica era muuuuucho más sofisticada y no es verdad. Al contrario, nuestra electrónica era sencillísima. Esta que nos han dado es muy, muy, muy complicada, complicadísima. Y su aplicación a nuestra moto es todavía más complicada.

-¿Cuántos ingenieros tiene usted trabajando en Japón, en HRC?

-Lo siento, pero no se lo puedo decir (risas), pero no son demasiados. No crea, no hay muchos (carcajadas).

-¿Cómo distribuye usted el éxito de la mejora conseguida en la moto?

-Todo el éxito de nuestra mejora, de nuestra progresión, de que nuestra moto ya gane carreras, es de los pilotos. Ellos son lo más importante del equipo, porque sus sensaciones son las que permiten a nuestros ingenieros trabajar, acertar, evolucionar.

"Marc es nuestro campeón, pero la evolución de la moto también se debe a la experiencia y sensibilidad de Pedrosa, a Crutchlow y, aunque sean muy jóvenes, a Rabat y Miller"

-Pero el único piloto capaz de ganar con esta moto es Marc Márquez...

-Marc es nuestro campeón, sí, perdón, nuestro bicampeón, pero la evolución de la moto también se debe a la experiencia y sensibilidad de Dani (Pedrosa), Cal (Crutchlow) e, incluso, aunque sean muy jóvenes, de Tito (Rabat) y Jack (Miller).

-Da la sensación, y no solo por el resultado de Jerez, de que Márquez parece haber entendido que es mucho mejor ser tercero que caerse.

-Marc ha empezado el Mundial con una nueva mentalidad. Marc sabe que hasta que no entendamos del todo la moto y la tenga como él quiere es importante puntuar. Marc ha crecido muchísimo, una barbaridad, con respecto al año pasado. No he sido yo, ni Livio (Suppo, ayudante de Nakamoto), ni Emilio (Alzamora) los que le hemos hecho cambiar de mentalidad, simplemente él ha sabido aprender de sus caídas del 2015. Ninguno de nosotros puede atribuirse ese éxito; todo es cosa de Marc y su inteligencia natural.

-En el paddock

-Yo llevo toda mi vida oyendo eso. Todos los años, incluso aquellos en los que hemos ganado o arrasado, se dice que la Yamaha es mejor moto (carcajadas). Me gustaría que eso cambiase algún día, pero me temo que eso nunca ocurrirá (más risas).

-Por último, ¿qué opina de las alas que llevan ahora las motos?

-No me gustan. Yo las suprimiría. ¿Por qué? Porque son muy feas, pero que muy feas (carcajadas).