Camisas motorizadas, motos con alas

Los millones de usuarios de vehículos de dos ruedas que hay en Kuala Lumpur tienen una cosa en común: la curiosa manera de colocarse la chaqueta

Dos de las motos más populares en Malasia

Dos de las motos más populares en Malasia / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / Kuala Lumpur (Enviado especial)

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No son protagonistas de excesivas locuras, eso es cierto. No circulan contra dirección, por encima de las aceras o a lo loco, como hacen buena parte de las 500.000 motos (la mayoría de ellas, ciclomotores 'tuneados' o escúteres) que convierten a Roma en la ciudad europea con más motos. Tampoco circulan a la velocidad, a menudo desproporcionada, que parte de los 300.000 propietarios de motos que hay en Barcelona (la ciudad europea con más motos por habitante) utilizan habitualmente para llegar a casa o al trabajo.

DUEÑOS DE LA CALZADA

No, la nube, casi la plaga, el ejército de motos que pueblan, que inundan, que flotan, que circulan, que deambulan por el asfalto, por las calles, por las avenidas, por las rondas, por las autovías, por las autopistas, por los callejones, por los barrios populares y divertidos, salpicados de tiendas improvisadas, de vendedores ambulantes y, sobre todo, de puestos de comida casera en Kuala Lumpur, van a su bola, a su ritmo. Sus dueños no se meten con nadie, tampoco se pasan el día tocando la bocina --aunque, sí, bastantes timbres oyes--, simplemente, se saben dueños de la calle.

Y cuando digo 'dueños' me refiero a que todo el mundo sabe aquí que son, que siguen siendo, la parte débil del tráfico, pero ellos --hombres, mujeres, ancianos y jóvenes-- conducen esos ciclomotores de 75, 100 y 125cc, de diversas marcas (Honda ‘Dream EX5’, Modenas GT100, ‘Future’...), con tremenda habilidad. No solo fuman, como en otras ciudades del mundo, no, incluso hablan por el móvil (sin introducírselo en el casco, ¡qué va, qué va!), envían mensajes y hasta leen el periódico. Cierto total.

CAMISAS AL REVÉS

Si algo tienen en común esos miles, millones de motoristas de Kuala Lumpur y su área metropolitana, donde dicen que puede haber más de tres millones de vehículos de dos ruedas, es esa curiosa manera que tienen, única en el mundo, de colocarse la chaqueta. Que no es chaqueta, ni sudadera, ni jersey, ni americana. No, es una camiseta abrochada a la espalda. Bueno, ni eso, porque, en realidad, se la ponen al revés por dos motivos: uno, porque les tapa el viento que les viene de frente sin que se les pueda colar entre los botones y, dos, porque, al llevarla desabrochada por detrás, les proporciona menos calor en el cuerpo.

Y así van por la ciudad, por la periferia, por las autopistas o autovías --donde suelen tener carriles únicamente para ellos-- y por las callejuelas de su capital. Así van, normalmente, de uno en uno, pero pueden ir, sí, de dos en dos y, a veces, con la familia entera, pero menos. No parece que les multen demasiado por ir a su bola, aunque, con el paso de los años, eso es verdad, sí han aprendido a ponerse el casco. De los cascos que lucen todos ellos, mejor no hablar, pues dudo mucho de que les proteja de algo. Desde luego, de heridas producidas por caídas, no. Parecen más para ser lucidos que para cumplir con la ley. Pero seguro que ni siquiera ese casco está homologado.

METEORÓLOGOS CON RUEDAS

Los motoristas de Kuala Lumpur, una tribu muy especial, las hormigas de la circulación. Camisas al viento, pecho cubierto, espalda al aire, cabeza fresca, escúteres familiares, media vida y medio día sobre dos ruedas. Y, sobre todo, una habilidad especial, única, olfato de motorista o intuición meteorológica, pero siempre, siempre, los muy pillos saben protegerse del diluvio de cada tarde bajo los puentes de las carreteras. Parece como si lo tengan calculado.