MEMORIA HISTÓRICA

La olimpiada olvidada

olimpiada popular

olimpiada popular / JOAN PUIG

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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Hace 80 años, el estallido de la guerra civil sorprendió a deportistas internacionales que vinieron a Barcelona para participar en la Olimpiada Popular en las gradas del estadio Lluís Companys, que debía acoger del 19 al 26 de julio de 1936 estos juegos que no llegaron ni a inaugurarse a causa del golpe de Estado franquista que derribó el sentido democrático de la República. Este mismo espacio, remodelado a raíz de los JJOO de Barcelona'92, alberga desde este martes una exposición que relata y contextualiza esta iniciativa deportiva en defensa de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Estos juegos paralelos se concebieron como un gran acto de protesta en el que 23 países o naciones, entre ellas Catalunya y Euskadi, se unieron contra la Alemania nazi, que acogía ese mismo verano los Juegos Olímpicos. "Fue un boicot contra los JJOO de Berlín", define el tercer teniente de alcalde, Jaume Asens, que recuerda que desde entonces Barcelona es "una ciudad con una larga trayectoria antifacista".

La exposición se titula 'L’Olimpíada que no fou‘, y no es la única muestra que rememora estos días a la Olimpiada Popular. También este martes, el Ayuntamiento de Barcelona ha reproducido, en una instalación fotográfica ubicada en la esquina de plaza de Catalunya con la avenida Portal de l'Àngel, la imagen de la caseta que tenía que recibir a los atletas en 1936. En la inauguración, los asistentes ondearon banderas republicanas. Y hasta el 27 de julio, al vestíbulo de la sede del sindicado Comisiones Obreras alberga otra retrospectiva sobre este acontecimiento histórico que contó con la implicación de partidos de izquierda y de movimientos obreros.

16.000 SÁBANAS

"Esa propuesta en la Barcelona de los años 30 demostró que el deporte puede ser una herramienta de diálogo y de conocimiento entre los pueblos”, considera Iolanda Villar, comisaria de 'L’Olimpíada que no fou‘, que muestra los uniformes que debía lucir la selección catalana y paneles con fotografías que ilustran la gran presencia de mujeres en diversas modalidades deportivas. 

El historiador Xavier Pujades, coautor junto a Carles Santacana de 'L'Altra Olimpiada', explica a modo de anécdota que uno de los problemas logísticos que tuvo la preparación de esta cita olímpica fue conseguir 16.000 sábanas para los 22.000 atletas que venían de otros países. "En ese momento Barcelona no estaba preparada turísticamente. Por ello, algunos durmieron en el mismo estadio", recuerda Pujades.

María José Lecha, concejala del grupo municipal de la CUP, lamenta que la organización municipal que se ha encargado de la programación de actos de los 80 años del inicio de la guerra civil, se haya olvidado de invitar al Centre Autonomista de Dependents del Comerç i de la Indústria (CADCI) y al Ateneu Enciclopèdic, que ayudaron a organizar esa cita internacional. "Parece que se reproduce cierto escenario del 36, donde anarquistas e independentistas fueron silenciados", insinua Lecha, para quien la Olimpiada Popular forma parte de la historia de la clase trabajadora catalana".