Crisis sísmica

La serie de terremotos causada por el depósito Castor puede durar años

Un mercante navega por las cercanías de la plataforma Castor, ayer.

Un mercante navega por las cercanías de la plataforma Castor, ayer.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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La actividad sísmica vinculada al almacén submarino Castor podría durar meses, incluso años, hasta que se suavicen las tensiones ocasionadas por la reciente inyección de gas a presión. No obstante, sería muy improbable que los terremotos superasen la fuerza alcanzada estos días.

«No se puede garantizar nada, pero es lo que ha sucedido en los pocos depósitos de este estilo, sobre un total cercano a los 700 en el mundo, que han dado problemas», resume Joan Escuer, presidente del Col·legi de Geòlegs de Catalunya. «En Estados Unidos se han registrado terremotos hasta 15 años después de acabada la inyección, pero nunca se supera la magnitud 5 en la escala de Richter y rara vez la 4», añade el geofísico Antonio Villaseñor, investigador del CSIC en el Instituto Jaume Almera de Barcelona. En el mismo sentido se pronunciaron ayer los expertos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) convocados por el Ministerio de Industria.

La fiscalía de Castellón abrió ayer una investigación sobre posibles responsabilidades penales en la crisis sísmica. Y su primera medida fue enviar un helicóptero de la Guardia Civil a la plataforma marina Castor  para constatar si había cesado la actividad industrial en la planta. Los agentes certificaron el cese.

ACELERACIÓN / Recaredo del Potro, presidente de Escal UGS, la empresa encargada del proyecto, asumió ayer que su actividad puede estar detrás de lo sucedido, pero insistió: «No tiene nada que ver la alteración minúscula que hemos producido con la magnitud de lo que está pasando. Otra cosa es que lo hayamos activado». Escuer opina igual, pero considera que eso no exculpa a la empresa: «Es como si al entrar en una casa en ruinas, das un portazo y el edificio se cae. Tú no eres tan fortachón para derrumbarla, pero sí tienes responsabilidad porque has entrado a hurgar». La casa se habría caído tarde o temprano, pero podría haber tardado años. Hablando de fallas, perfectamente milenios.

José Giner, especialista en sismología de la Universidad de Alicante, insiste en que la llamada fosa Amposta presenta una cierta sismicidad natural, aunque no excesiva, y recuerda que a finales del siglo XIX se detectó allí un temblor apreciado como de intensidad 5. Ello es debido a la existencia de un conjunto de fallas que se formaron hace unos 30 millones de años y que circulan paralelas a la costa. «Previsiblemente, lo que ha hecho la inyección de gas es aumentar las presiones y alterar el equilibrio en una formación de unos pocos kilómetros». Aunque el tubo penetre en la roca por un punto muy concreto, las tensiones se liberan en los zonas más débiles (y a profundidades muy variables). Técnicamente se llaman fracturas de deslizamiento. Por este motivo se detectan los epicentros en lugares diferentes, hasta con cinco kilómetros de separación, apunta Giner. Esta activación de las fallas también explicaría por qué hay temblores aunque hace 15 días que cesó la inyección de gas. El hecho de que existan esas fallas en la zona, recordó ayer el IGN, no desaconseja emplazar instalaciones de este tipo. Es más: los materiales impermeables de la falla son los que confinan los hidrocarburos.

DESDE LOS AÑOS 70 / La sismicidad en la zona fue analizada en los años 70 por la empresa Shell, que explotó los antiguos yacimientos de petróleo, y luego por Escal UGS. Según la empresa, se hicieron 15 costosos sondeos. «La hemos estudiado por delante y por detrás porque es parte esencial del almacén -dice Del Potro-. Y ahora no se escapa ni una molécula del gas inyectado a través de las fallas supuestamente activas». Villaseñor, sorprendido por la reacción del terreno, recuerda que no es fácil estudiar el fondo del mar.

El ministro de Industria,  José Manuel Soria, insistió en que no permitirá reanudar las actividades en el Castor hasta que no exista la seguridad al 100% de que no se van a producir seísmos que afecten a las personas o los bienes. «Estos almacenes naturales son necesarios, pero estoy de acuerdo en que se detenga la explotación hasta que se pueda garantizar la seguridad. Y si hay dudas, también», afirma el presidente de los geólogos catalanes, quien confía en que en unos meses solo haya pequeños seísmos imperceptibles para la población: «Serían hasta buenos, porque significaría que se liberan poco a poco las presiones naturales de la falla».

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