El ocaso de los coches

Zonas de acceso restringido, peajes de entrada, electrificación de las flotas y mejora del transporte metropolitano, entre las propuestas para reducir la contaminación en Barcelona

Visión de Barcelona un día de alta contaminación.

Visión de Barcelona un día de alta contaminación. / periodico

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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No hay soluciones milagrosas para reducir la contaminación urbana y al mismo tiempo satisfacer a todos los sectores, pero una acción conjunta de varias medidas puede cosechar grandes éxitos sin excesivos traumas, como ha demostrado la experiencia en Londres, Estocolmo, Milán, Praga, Berlín y otras ciudades europeas. Barcelona no debería ser diferente. Eso sí, puede haber muchos matices, pero la única "manera efectiva" de reducir la contaminación es limitar el acceso de vehículos al núcleo urbano, que es donde se concentra la población y lógicamente el riesgo sanitario es mayor, según destaca la Plataforma para la Calidad del Aire de Barcelona, asociación con representantes del mundo científico, vecinal, ecologista y ciclista.

Los especialistas en calidad del aire proponen como primera medida que los ayuntamientos tengan potestad para etiquetar todos los coches en función de las partículas contaminantes que emiten, lo que sentaría las bases para delimitar zonas de acceso limitado, generalmente cerca de hospitales, centros educativos y barrios residenciales. "En función del color de la etiqueta podría decidirse qué vehículos pueden entrar y cuáles se quedan fuera", comenta María García, especialista de la plataforma y de Ecologistas en Acción. Las primeras zonas de baja emisión o LEZ, según sus siglas en inglés, se establecieron en Europa en 1996 y ahora hay ya más de 200 en 12 países.

PEAJES Y SUPERISLAS

En la misma línea, otra posibilidad es la instauración de un peaje de acceso al núcleo urbano para los conductores que no fueran vecinos, a semejanza de lo que han hecho con notable éxito Londres, Milán y Estocolmo, aunque tiene como defecto el hecho de que solo penaliza a quien no se puede permitir el pago. En Barcelona se ha puesto en marcha recientemente la primera superisla, pero más que reducir el trafico lo que hace es redistribuirlo por otras calles.

La segunda gran medida forma parte de lo obvio: mejorar el transporte público interurbano, tanto en frecuencias como en velocidad y horarios. Xavier Querol, especialista en calidad del aire del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), recuerda que 6 de cada 10 coches en circulación en Barcelona son de conductores llegados de fuera o saliendo de la ciudad. "Hay que mejorar el área metropolitana", afirma tajante. En opinión de la Plataforma para la Calidad del Aire, también debería aumentar la red de carril bici, especialmente la conexión entre los diversos municipios metropolitanos, así como construir nuevas vías segregadas de los coches e impulsar campañas de promoción para las dos ruedas.

SISTEMA TARIFARIO

En el mismo sentido, la plataforma sostiene que todos los centros públicos, empresas y polígonos industriales con más de 100 trabajadores deberían tener planes de movilidad sostenible antes de ponerse en marcha. Debería haber también, añade, un nuevo sistema tarifario del transporte público "basado en abonos de carácter social". Querol, por su parte, insiste en que los precios del transporte en Barcelona son competitivos frente a la mayoría de ciudades europeas, pero se disparan a partir de la segunda corona metropolitana.

Las limitaciones de acceso deberían ir acompañadas de otras medidas complementarias. Una de ellas es la construcción de aparcamientos disuasorios en las afueras de la ciudad, bien conectados con la red de transporte público, lo que en términos ingleses se conoce como 'park & ride'. El Ayuntamiento de Barcelona lo ensayó en los años 90, pero con unos precios que alejaron a los conductores. 

Querol propone también como urgente mejorar la flota de reparto mediante una reconversión a vehículos eléctricos que debería estar subvencionada por las administraciones. "Las furgonetas están circulando todo el día, por lo que tienen un efecto notable", advierte. También deberían electrificarse los autobuses, como ha empezado a hacer el ayuntamiento. Finalmente, al especialista del CSIC le parece "mentira que un puerto como el de Barcelona, líder europeo en cuanto a cruceros, aún no esté conectado a una vía férrea".