El 'gatillop' regresa al Pirineo

El lince boreal, con un peso máximo de 30 kilos, habita en bosques caducifolios

Lince iberico

Lince iberico / periodico

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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El lince boreal o euroasiático es el representante de mayor tamaño de los linces o Lynx, género de felinos característicos de todo el hemisferio norte, con un peso máximo de 30 kilos en el caso de los machos. Vive de manera dispersa en un vasto territorio que se extiende desde Europa central hasta el extremo oriental de Rusia, incluyendo zonas del Cáucaso, Tibet y Mongolia.

En la Unión Europea, las mayores poblaciones se concentran en el norte (Noruega, Suecia y Finlandia) y los Cárpatos (Rumanía, República Checa), en ambos casos con más de 2.000 ejemplares, pero también hay núcleos más pequeños en una decena de países más. Los más cercanos a España se encuentran en los Alpes franceses y el Jura, donde existe actualmente un programa de reintroducción.

El lince boreal es en Europa una especie forestal característica de bosques caducifolios (hayas), combinados con coníferas y prados alpinos. “En Catalunya tenemos mucho terreno de esas características, con pino negro, pino albar y abetos”, recuerda David Guixé, investigador del Centre Tecnològic i Forestal de Catalunya (CTFC), en Solsona, y autor del libro 'Els mamífers carnívors d’Andorra'. Lo mismo opina Miquel Rafa, director del área de Territorio y Medio Ambiente de la Fundació Catalunya-La Pedrera. “Tenemos zonas muy aptas, como en el Vall d’Aran, Cadí, Vall de Ribes, Alta Ribagorça...”. Incluso la gran finca de la Fundació Catalunya-La Pedrera en Alinyà, en el Alt Urgell, habría sido un buen lugar “para comprobar la viabilidad de la reintroducción”, prosigue.

DE MAYOR TAMAÑO

El lince boreal, también conocido como 'gatillop' en el Pirineo, no debe ser confundido con su pariente el lince ibérico, explica Guixé, de tamaño muy inferior y color más oscuro. Este se extendía hasta el siglo XIX por todo el Pirineo catalán, donde era conocido como gatillop o llop cerver, y de hecho aparece citado en repetidas ocasiones en la obra de Jacint Verdaguer. “Sin embargo, como el lobo y el oso, fue sometido a una persecución implacable”, añade. Se llegaron a pagar recompensas por acabar con ellos.

Muy posiblemente también vivía más al sur, aunque de forma menos habitual. En este sentido, Rafa recuerda también que ambas especies llegaron a coincidir en Catalunya. “Hay citas aisladas de lince ibérico y de lince boreal hasta bien entrado el pasado siglo, incluso en los años 90”.

POSITIVO PARA EL ECOSISTEMA

Guixé explica que la presencia de linces podría ser una buena manera de controlar la superpoblación de corzos, gamos y rebecos, otros animales en expansión, que en algunos municipios han ocasionado problemas en la agricultura, se han visto implicados en diversos accidentes de tráfico y hasta compiten por el alimento con especies muy escasas, como el urogallo.  “Podría ser un depredador importante de liebres y corzos, incluso de martas y zorros –insiste en el mismo sentido Miquel Rafa-. Ayudaría a equilibrar el ecosistema”.

Aunque en las zonas de Francia donde se ha reintroducido se han registrado varios ataques a ovejas, Rafa considera que el lince boreal no es una especie particularmente conflictiva. “El grado de afectación al ganado es bajo, especialmente porque es una especie sumamente discreta que rechaza la presencia humana”. Como ejemplo de su sigilo, Guixé explica que a muchos biólogos dedicados al seguimiento de los animales les resulta sumamente difícil verlos, o incluso imposible, incluso en el caso de ir equipados con un radiotransmisor. En cualquier caso, insiste Rafa, lo esencial es comprobar la disposición de los vecinos. “Si en la zona dicen que no, sería implanteable”, considera.

Antes de un plan estricto de reintroducción, es necesario observar primero cómo se aclimatan unos pocos ejemplares. “Igual aparecen pronto en Navarra. Nunca se sabe, porque son animales solitarios, muy territoriales y que se mueven mucho”. En cualquier caso, el investigador del CTFC afirma que es inevitable que los linces boreales acaben llegando desde los Alpes, atravesando la frontera francesa, “como ya han hecho las marmotas y los lobos”.