RETOS DE LAS RENOVABLES

A la espera de la batería

Un Tesla S conectado a un punto de recarga en California.

Un Tesla S conectado a un punto de recarga en California.

MICHELE CATANZARO

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Entre los miembros del Club Tesla España, una comunidad auto-organizada de aficionados a la marca, se espera con ansia la instalación de las primeras baterías domésticas de la marca. Los acumuladores, que ya ahora se pueden adquirir en la web oficial de la empresa, deberían entrar en los domicilios españoles este verano, según fuentes de Tesla.

En la segunda mitad del 2017, la marca del millonario Elon Musk prepara otra acción para intensificar su presencia en España: la abertura de dos tiendas en Madrid y Barcelona, en “sitios céntricos, donde la gente pasea”, explican esas fuentes.

La powerwall (el nombre técnico de la batería de Tesla) se presentó en 2015 como la herramienta ideal para fomentar el autoconsumo de energía. Un usuario con una instalación solar, por ejemplo, puede cargar la batería durante las horas de luz y emplear la energía acumulada durante la noche.

El dispositivo puede funcionar también como sistema de emergencia en caso de apagones. Finalmente, cuando está completamente cargado, puede inyectar en la red la energía en exceso. “Hay otras empresas que están ofreciendo productos del mismo tipo, pero Tesla es la que ha hecho más ruido”, comenta Jordi Miralles, presidente de la Fundació Terra.

El acumulador fue presentado con toda la cura para el diseño y la comunicación que acompaña las iniciativas de Musk, creador entre otros del sistema de pago online PayPal y de la empresa de cohetes espaciales SpaceX.

No obstante sus méritos, la batería de Musk podría tener una vida difícil en España. Hasta el punto que el año pasado se llegó a vaticinar que los acumuladores nunca cruzarían los Pirineos.

“Un sitio en el cual la legislación es tan voluble no da seguridad”, observa Miralles, en referencia a la marcha atrás emprendida por el gobierno de Rajoy en cuanto a apoyo a las renovables. No obstante, el principal culpable sería el llamado “impuesto al sol”, el real decreto sobre el autoconsumo de energía aprobado en el 2015.

Según Jorge Morales de Labra, vicepresidente de la Fundación Energías Renovables, el real decreto presenta un doble escollo para la batería de Tesla. “En primer lugar, hay el impuesto al sol propiamente dicho, en segundo lugar, una parte menos conocida del real decreto, que de hecho es un impuesto a la batería”, explica.

El primer impuesto grava el autoconsumo producido por instalaciones como por ejemplo placas solares. Morales admite que los domicilios con menos de 10 kilowatios de potencia están exento, pero subraya que esa exención es temporal.

El segundo impuesto grava los domicilios con autoconsumo que piden reducir su potencia. “Reducir la potencia es precisamente el mayor beneficio de las baterías: cuando vuelves a casa y te pones a hacer cosas, no necesitas la potencia máxima que puede darte la red, porque puedes emplear la batería”, explica Morales.

La justificación de este gravamen es que la reducción de potencia afecta a la parte fija del recibo, que contribuye a la manutención de la red. No obstante, se aplica sólo si la reducción de potencia se practica en edificios con autoconsumo, no en los otros, explica Morales.