Frederic Ximeno: "Tener un 100% de suministro renovable ya no es un sueño, es un reto"

Frederic Ximeno

Frederic Ximeno / periodico

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Frederic Ximeno, biólogo y máster en Estudios Territoriales y Urbanísticos, es socio director del ERF-Estudi Ramon Folch, una consultaría ambiental y energética. Es un buen conocedor de las cumbres del clima desde su época como director general de Políticas Ambientales de la Generalitat.

--De Kioto a París van 18 años y otras tantas cumbre del clima. ¿Por qué cuesta tanto poner en marcha un proceso en el que aparentemente todos están de acuerdo?

--La cuestión esencial es que no estamos debatiendo una cuestión estrictamente ambiental, sino un cambio total del modelo económico, el paso de la era de los combustibles fósiles a la de las energías renovables, algo que tiene mucho de geopolítica y de revolución social. Hay muchos intereses de por medio. Y si además tienes 196 países buscando un acuerdo, todo se vuelve muy complejo.

--¿Es un camino inevitable?

--Diría que imprescindible.  Tener un 100% de suministro renovable ya no es un sueño, es un reto.

--Hay países en los que el mensaje ha cuajado menos. Por ejemplo, EEUU.

--Eso está cambiando. El año pasado salieron 300.000 personas a la calle en EEUU en una manifestación contra el cambio climático, algo impensable hace cinco o seis años. También, pese a todas las dificultades, pese al 'boom' del 'fracking', ha habido un compromiso político contundente.

--¿Europa va un paso por delante?

--No tanto. Europa ha frenado su impulso y las otras potencias han empezado a trabajar. De hecho, si se miran los números, no hay tanta diferencia entre el 40% de reducción de emisiones en el 2030 con respecto a 1990, que es lo que propone la UE, y la propuesta norteamericana de un 25% con respecto al 2005. Y China también comienza a hacer cosas interesantes.

--¿El tratado de que se aprueba en París será vinculante?

--Lo único que sabemos es que más de 150 países ya han presentado sus planes de acción, los objetivos de reducción de emisiones, algo que no está nada mal, pero desconocemos cómo se cumplirán y verificarán esas promesas.

--En cualquier caso, no se llega al objetivo de los dos grados de aumento de la temperatura.

--Así es. Nos falta mucho. En el mejor de los casos será un aumento de tres grados con respecto a los valores preindustriales. Nos falta reducir ocho gigatoneladas hasta el 2030.

--Una posibilidad es preparar un pacto a largo plazo.

--Sí, podemos hablar del 2030 y del 2050 y ser muy ambiciosos, pero ahora es esencial definir el corto plazo. ¿Qué hacemos de aquí al 2020?

--Llevamos muchos años hablando de que toda esta transición es una oportunidad de negocio. ¿Muchos no lo creen?

--Como en todos los cambios, los viejos operadores no quieren dejar de tener su negocio. Están entrando en las renovables y quieren gestionarlas como a ellos les convenga. Pero hay gente recién llegada que están entrando con fuerza.

--En España, el impulso inicial se ha parado.

--Es totalmente incomprensible justo cuando empezábamos a tener empresas líderes y tecnología. ¡Es tan absurdo haber cedido!

--¿Hasta qué punto la sociedad es capaz de hacer esta revolución al margen de los gobiernos?

--Es clave que los gobiernos sean facilitadores del cambio. El incentivo inicial ha de estar, por ejemplo, cuando no hay todavía precios competitivos.

--Pero se puede avanzar.

--Claro. Se están generando nuevas posibilidades. La empresa estadounidense Tesla, por ejemplo, ya fabrica unas baterías estupendas que permiten mantener por la tarde los electrodomésticos con la energía que has captado del sol por la mañana. Y los paneles fotovoltaicos ya empiezan a ser competitivos: por 5.000 o 6.000 euros te colocan un 'kit' en una terraza. Estamos empezando una revolución.

--Y algo más.

-- A menudo, de lo que estamos hablando es de modelos de ciudad, de planificación urbana. No es una cuestión estrictamente energética. Primero, debe mejorarse el transporte urbano e incentivar las bicicletas. Luego, si hay coches, que sean eléctricos.

--Y eficiencia, también.

--Por supuesto. No solo hay que producir energía de manera más sostenible, sino ser eficientes en su uso. En algunos trabajos que hemos hecho, por ejemplo en viviendas, en equipamientos como polideportivos o en el CCCB de Barcelona, hemos conseguido ahorros de entre el 20% y el 30% sin tocar nada esencial, simplemente gestionando mejor la energía con telemedidas en aspectos como la calefacción y la refrigeración: apagando las luces cuando hay que apagarlas, cambiando los horarios del servicio de limpieza, cerrando la caldera un poco antes del cierre, cambiando la temperatura de las áreas con ordenadores… En los edificios nuevos se puede llegar hasta un 50%.  El camino por recorrer es espectacular.