BALANCE FORESTAL

Los bosques de Catalunya capean el verano de alto riesgo

Vista desde el aire del incendio de Artés, ayer.

Vista desde el aire del incendio de Artés, ayer.

Antonio Madridejos / Barcelona

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Los bosques de Catalunya han salido indemnes, o al menos bastante bien parados, de un verano que se presuponía nefasto por la prolongada sequía y por la previsión de altas temperaturas. En total, en el periodo comprendido entre el 15 de junio y el 31 de agosto ardieron 626 hectáreas de superficie forestal como resultado de 503 incendios, lo que eleva el total anual a 1.210 hectáreas y sitúa la temporada actual en la línea de las mejores del presente siglo. Solo en dos años, 2008 y 2010, se logró bajar de las 1.000 hectáreas.

Mientras, en el conjunto de España han ardido desde enero más de 80.000 hectáreas, el peor resultado desde el 2012, tras una desgraciada recurrencia de incendios de grandes dimensiones. En total, según datos del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, 15 fuegos superaron las 500 hectáreas afectadas, en algunos casos de alto valor ecológico, y dos de ellos llegaron a las 8.000: el que se declaró en junio en Moguer y el entorno de Doñana, en Huelva, y el muy reciente que ha devastado al sierra de la Cabrera, en Zamora. En Catalunya, el peor siniestro del verano calcinó a principios de agosto unas 300 hectáreas de bosque y cultivos en el municipio de Artés (Bages). 

"La situación de sequía en los bosques sigue siendo crítica", advierte la directora general Montse Barniol

"Estamos satisfechos. Vamos en buena línea", afirma Montse Barniol, directora general general de Ecosistemes Forestals (Departament d'Agricultura de la Generalitat), aunque a continuación recuerda que hasta que concluya la temporada no se puede bajar la guardia. "La situación de sequía en los bosques sigue siendo crítica -insiste-, por lo que un episodio de calor y viento en septiembre puede ser peligroso". Por este motivo, la prohibición de encender fuego en el monte y otras medidas de prevención se mantendrán hasta el 15 de octubre.

Con el tiempo en contra

A diferencia de lo que sucedió el año pasado, con unos meses veraniegos relativamente benignos, los buenos resultados se han obtenido en esta ocasión con el tiempo en contra, como reflejan los datos del Servei Meteorològic de Catalunya. Los tres meses del verano meteorológico (1 de junio-31 de agosto) se han situado por encima de la media de las últimas décadas en cuanto a calor, especialmente junio, que el fue el más cálido de su serie desde el histórico 2003. Y en cuanto a lluvias, la situación se ha repetido: salvo contadas excepciones en el sur de Tarragona o el Vall d'Aran, los tres meses también han sido más secos que la media climática. Pese a todo, en ningún momento ha sido necesario aplicar el nivel 3 (máximo) del Plan Alfa, que restringe el acceso a determinados macizos forestales.

Sobre la posibilidad de mejorar la cifra de hectáreas quemadas, la directora general insiste en que ese ha de ser siempre el objetivo, aunque recuerda que nos encontramos en un ambiente mediterráneo. "Los episodios de fuego son inherentes a nuestros bosques. Siempre los ha habido y siempre los habrá".

Cambio de estrategia

Los malos resultados cosechados años atrás -como el funesto 1994, cuando ardieron 75.000 hectáreas forestales, pero también 1998, 2003 y 2012- han cambiado las formas de actuar. Hay más medios de extinción y también más prevención. "Y mucha mejor coordinación", destaca Barniol. En los últimos cinco años se han registrado menos incendios, pero lo esencial es que, salvo contadas excepciones, han sido de menores dimensiones.

Según la directora general, el análisis del riesgo ha mejorado mucho gracias a la ciencia y la tecnología. Entre otros aspectos, eso significa que ahora se prohíben ciertas actividades cuando el peligro es elevado, con independencia del momento del año, y se limpian sistemáticamente los arcenes de carreteras. Barniol cita, no obstante, un punto negro en el que todavía debe trabajarse mucho: las franjas perimetrales, es decir, los terrenos sin vegetación (o con vegetación de baja densidad, sin árboles) que funcionan como cortafuegos alrededor de urbanizaciones rurales. "Todavía no cumplimos. Se han de hacer más campañas de información. Los incendios se apagan en invierno", afirma en referencia a que es en esta época del año cuando hay que actuar más en tareas de prevención.

Finalmente, para retirar masa combustible de los bosques, Barniol precisa que su departamento colabora con propietarios y asociaciones para lograr que la recogida de madera y leña sea más competitiva. Dos de la alternativas, pone como ejemplo, son la promoción del uso de madera contralaminada en la construcción y el empleo de madera para calderas de industrias ubicadas en el ámbito rural y para equipamientos públicos.

Déficit de lluvias, embalses secos

<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;">En el último año, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), toda España acumula un déficit notable de lluvias, aunque curiosamente las regiones en las que ha llovido menos con respecto a la media climática son Asturias, Galicia y Castilla y León.</span>