CONTROL DE LA CALIDAD DEL AIRE

Alerta por los índices de contaminación en el área de Tarragona

Imagen aérea de la petroquímica de Tarragona, con las chimeneas expulsando humo.

Imagen aérea de la petroquímica de Tarragona, con las chimeneas expulsando humo.

ESTHER CELMA / TARRAGONA

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¿Qué se respira en el Tarragonès, comarca que concentra el mayor polo petroquímico del sur de Europa? En principio, la contaminación típica de una fuerte actividad industrial y un tráfico intenso. Pero entre los límites del tupido corsé legal se escapan episodios repetidos en el tiempo de concentraciones de benceno y butadieno, potencialmente dañinos para la salud pública, que preocupan. El motivo es que superan el umbral recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el que fijan de las normativas europeas. Así lo revelan dos estudios que han analizado muestras tomadas en diversos puntos entre el polígono sur (en la costa) y el norte, en diferentes meses entre el 2013 y el 2014.

Pese a la diversidad de datos analizados, a grandes rasgos los resultados de ambos estudios coinciden en la necesidad de un mayor control de los contaminantes sin límites legales, sobre todo porque faltan datos históricos para estudiar sus efectos sobre la población. También concluyen que conviene reducir los niveles de benceno -el contaminante más controlado por sus riesgos cancerígenos- aunque sean aceptables en la legislación actual, que ya se endureció en el 2011.

El estudio más reciente es obra del Laboratorio del Centro de Medio Ambiente (LCM) de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). El informe ha analizado unos 200 compuestos y lo han promovido y financiado los municipios de El Morell, Constantí, Perafort i Puigdelfí Vilallonga del Camp, a propuesta de la plataforma ecologista Cel Net. Entre las cuatro localidades no alcanzan los 14.000 habitantes, muchos de ellos trabajadores de las petroquímicas.

LLENAR UN VACÍO

Según Francisco Javier Roca, director del LCM y responsable de este estudio, el informe «llena los vacíos de la Red de Vigilancia de la Calidad del Aire de la Generalitat», dado que esta «analiza los componentes que señalan las directivas europeas y que están vinculados, sobre todo, al tráfico rodado pero no a las emisiones industriales, algunas potencialmente cancerígenas».

El otro estudio lo ha elaborado el Observatori de la Salut y el Medi Ambient de la Generalitat conjuntamente con la Universitat Rovira i Virgili (URV) y da un paso más allá, porque evalúa el riesgo sobre la salud pública que comportan 86 compuestos orgánicos volátiles (VOC) y 16 hidrocarburos aromáticos (PAH) analizados entre mayo y noviembre del 2013. Las muestras se tomaron entre Constantí y La Pobla de Mafumet (en torno al polígono norte) y La Canonja y el barrio tarraconense de Bonavista (polígono sur).

Este estudio concluye que tanto los VOC como los PAH «están en niveles aceptables de riesgo, pero no negligible», y que «otros contaminantes aparte de los legislados contribuyen al riesgo para la salud y hay que tenerlos presentes». Ambos informes señalan zonas vacías de datos que hacen borrosa la fotografía de la situación real, sobre todo por lo que respecta a contaminantes no legislados pero no por ello inocuos.

MÁS CONTROL

El Govern está «abierto a ampliar los controles para dar respuesta a la preocupación de los municipios afectados y la sociedad en general por los efectos de la contaminación», señala Quim Nin, delegado de la Generalitat en Tarragona. De momento, ERC ya ha propuesto en el Parlament una mesa sobre la calidad del aire y el impacto de la petroquímica para intercambiar información al menos dos veces al año.

El informe de la UPC también desvela un descenso de episodios contaminantes en los últimos años que, según Roca, obedece a «la reacción de la industria cuando se sabe controlada. Si ahora se pusiera una antena que no midiera nada, pero se supiera que ha sido colocada, las emisiones también bajarían», explicó.

El responsable de seguridad y calidad medioambiental de Repsol, Eduard, Arce, lo niega. «Somos los primeros interesados en reducir emisiones, es un valor cotizado que permite abrir nuevos negocios», resume tras desgranar mejoras aplicadas en los últimos meses para reducir los contaminantes, desde encapsular el butadieno a almacenes intermedios de confinamiento. El directivo asegura: «Intentamos avanzarnos a la legislación por una cuestión de seguridad pero también práctica, porque es probable que sea más restrictiva en un futuro». Fuentes de la Generalitat, que esperan «validar estas mejoras», aseguran: «Ya hace tiempo que trabajamos juntos en mejorar sus protocolos internos y reducir las emisiones de benceno».