Los cien primeros días de Bote: a la expectativa

JOAN SALICRÚ / MATARÓ

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Entre el verano y el septiembre políticamente tan intenso que hemos vivido, los cien primeros días del nuevo gobierno municipal de Mataró y por tanto también del socialista David Bote como alcalde de la ciudad han pasado prácticamente inadvertidos.

El 27-S Bote tuvo, cosas de la vida, un buen regalo: a pesar de la victoria de las fuerzas independentistas en la ciudad, Mataró fue la única población de las que tienen más de cien mil habitantes del país, además de Barcelona y L'Hospitalet, donde su partido aumentó medio millar largo de votos en relación a 2012.

Sería absurdo pensar que puede haber un “efecto Bote” tres meses después de que asumiera la vara de alcalde, pero de momento sí que sirve para confirmar que el nuevo alcalde de la ciudad o cae bien mayoritariamente o no genera un especial rechazo, digámoslo como queramos.

Esto es, probablemente, gracias a la omnipresencia que ha desplegado en estos tres primeros meses y también a la prudencia y la sencillez que exhibe allí donde va, a pesar de que precisamente su timidez le haga malas jugadas. Además, en algunos momentos parece que Bote todavía no haya asumido del todo lo que el nuevo cargo implica y se mueve aún como un elefante en una cacharrería. 

Curiosamente, de todos modos, su corpulencia le favorece y sirve de antídoto contra la idea de un alcalde inexperto. Así, días atrás, junto al alcalde Mayoral de Granollers o de Juli Fernández de Sabadell, presentando el refuerzo del bus orbital, parecía un alcalde plenamente "asentado", aunque en realidad haga tan pocos días que gobierna.

BUENA NOTA EN LES SANTES

A finales de julio, Bote pasó con nota el examen que suponen Les Santes para cualquier alcalde de Mataró: hizo lo que se supone que debe hacer un alcalde durante la Fiesta Mayor. Bailó, gritó, se dejó cargar a los hombros de los “momeroters” el mediodía del 28... y salió airoso del No N’Hi Ha Prou, un acto que ha cogido una fuerte carga nacionalista ... que él consiguió vivir con cierta naturalidad enfundado en una camiseta con la bandera de Mataró del Rugby Club Mataró (ya lo había apuntado él mismo en el pregón de Les Santes, el dia 25; la bandera de Mataró como punto de encuentro de todos los mataroneses. A Bote el debate sobre la independencia y la temática nacional le incomoda y mucho).

Más bien, lo contrario, la Fiesta Mayor le permitió presentarse en sociedad e incluso crear una cierta conexión con el “Mataró Centre” al que es ajeno, a partir de la anécdota de sus gafas rojas, que se han convertido en su mejor icono, y que los miembros de la ‘colla’ de la ‘àliga’ supieron satirizar con elegancia.

Durante este mes de septiembre, Bote ya ha hecho un cierto cambio de chip y ha empezado a no pisar tanta ciudad sino más despacho. Es momento de preparar las ordenanzas y los presupuestos de 2016, que necesitan un socio fuera del gobierno. Esta será la primera gran cuestión clave, confirmar que Esquerra o algún otro grupo los avale; la primera prueba de fuego para probar la cintura política del nuevo alcalde y sus colaboradores más estrechos en el ámbito político, teniendo en cuenta el fragmentado panorama del consistorio -de momento, respecto esto, a  Bote le cuesta encontrar el tono entre magnánimo y enérgico; deberá seguirlo intentándolo-.

Antes de aprobar las cuentas para el próximo año, el nuevo ejecutivo ya ha tenido que anunciar una medida para 2016 que, retrasada con bonificaciones durante tres años, ahora estalla con toda su fuerza: el aumento del IBI que notarán un 62 por ciento de los hogares mataronesas.

Por otra parte, sin embargo, también se han podido empezar a ver los primeros signos indicando hacia dónde puede ir la cosa en materia de inversiones, realmente. Hace tanto tiempo que vemos un gobierno de Mataró no podía invertir prácticamente nada en la ciudad, que la decisión de dónde se destinan 150.000 euros es ya un gran qué.

BOTE ALIENTA LAS DUDAS SOBRE LA FESTA AL CEL

La cohabitación con el socio de gobierno -CDC, aunque formalmente sigue siendo el grupo municipal de CiU- ha sido correcta, exceptuando el tira y afloja de la Festa al Cel, que aún no sabemos si se volverá a hacer el año que viene o no. En este sentido, los enigmáticos mensajes lanzados a través de las redes sociales por el propio Bote durante el acto no hacen más que añadir confusión.

Tampoco en una entrevista a ‘El Tot Mataró’, dos viernes atrás, aclaró nada en este sentido, más bien lo contrario, a pesar del éxito de público que tuvo la actividad (115.000 personas). Habrá que decirse en breve.

Pasados estos primeros cien días de cortesía es hora de que Bote coja el pincel y empiece a dibujar los trazos gruesos de lo que será su mandato. Es hora de que empiece, sin miedo, a tomar decisiones ya mostrarse políticamente. A definir prioridades y estrategias, a apuntar hacia dónde quiere ir y cómo pretende hacerlo. A decir sí y decir no. A hacer política, en definitiva. A presentar resultados, especialmente en la ya mítica asignatura de "Venida del Corte Inglés", que ninguno de los últimos alcaldes ha conseguido superar con nota.

También es hora de que empiece a dar respuestas a las demandas que vecinos y ciudadanos le han hecho estos cien días; como apunta un ex alcalde, "la segunda vez que pasas por las actividades vecinales, empiezan a pasarte lista de lo que te pidieron en la primera visita". A dibujar, pues, el relato que la ciudad tiene que escribir estos próximos cuatro años. Y, por lo tanto, la actualización del ‘software’ que el ‘hardware’ Mataró necesita de forma urgente.

Se acabó el prólogo. Que empiece la función, por favor.

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