El alcalde Bote se apunta el primer gran 'tanto' del mandato

JOAN SALICRÚ / MATARÓ

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El gobierno municipal de Mataró se apuntó la semana pasada un tanto importante. Después de tres años en que el pleno municipal fue incapaz de aprobar unos nuevos presupuestos municipales –las últimas nuevas cuentas que se aprobaron fueran las de 2012, cuando CiU consiguió sacarlas adelante precisamente con el PSC que ahora es su socio-, el alcalde David Bote acaba de conseguir un importante golpe de efecto: en su primer año de mandato tendrá nuevos presupuestos, aprobados con el apoyo del PP y con las abstenciones de ERC -la más importante- pero también de ICV -EUiA y VoleMataró, después de que se aceptaran 214 alegaciones de estos grupos.

Inicialmente, el gobierno municipal estaba prácticamente convencido de que ERC no sólo se abstendría sino que daría su sí a los nuevos presupuestos -la mayoría de sus alegaciones se incorporaron al documento final-. De esta forma, el bipartito local hubiera conseguido colocarse entre los independentistas y el Partido Popular, reforzando la imagen de centralidad que pretende subrayar desde el primer día del mandato (más aún: obteniendo el apoyo del PP y de ERC, el gobierno contradeciría la tesis de la propia ERC según la cual el gobierno local no es más que un matrimonio de conveniencia entre los dos insignes representantes de la "vieja política" a nivel local).

Finalmente, ERC -aunque su portavoz Francesc Teixidó habría votado a favor- hizo gala de su alma más refractaria a gobernar y finalmente la asamblea local optó por la abstención, aunque en la práctica es un ‘nihil obstat’ al actual presupuesto porque en una votación como esta simplemente se necesitan más votos a favor que en contra del conjunto del pleno (no ocurre así en cuestiones urbanísticas, por ejemplo).

De todos modos, también es cierto que el único voto favorable de los populares a las nuevas cuentas puede chirriar fuertemente en una parte de los votantes socialistas más tradicionales, que precisamente en el marco estatal niegan el pan y la sal a un posible gobierno de coalición con Mariano Rajoy. Cosa que puede pasar, también, en el sentido inverso.

Para el PP (que mantiene buena sintonía personal con los máximos responsables de gobierno) el voto a favor se explica por la necesidad de demostrar su ADN de partido con ‘seny’, de gobierno, en la ciudad así como la voluntad de visualizarse y recuperar dentro de tres años los tres concejales que fueron a parar a Ciudadanos hace casi un año. Una formación, por cierto, que ha protagonizado en el proceso de los presupuestos una errática negociación: se abstuvo en la aprobación de las ordenanzas -como paso previo, parecía, a dar su visto bueno a las cuentas- y finalmente ha votado en contra del conjunto del presupuesto. La nueva política demuestra, como mínimo en este caso, su incapacidad argumentativa.

Con la aprobación de los nuevos presupuestos bajo el brazo, el alcalde David Bote consigue mitigar el que hasta ahora ha sido su principal fracaso o incumplimiento, cuando a principios de año tuvo que admitir que sería incapaz no ya de conseguir que el Corte Inglés anunciara su llegada definitiva a la capital del Maresme sino también cumplir con los compromisos concretos con la dirección de los populares almacenes españoles –a saber, que el camino legal para posibilitar la llegada de la locomotora comercial estuviera resuelto, cosa que no ha ocurrido-.

Con las nuevas cuentas aprobados, Bote consigue también otra cosa: que quede claro la capacidad y solvencia del equipo con el que se presentó a las elecciones, al menos en relación a su concejal de Hacienda, el resolutivo Juan Carlos Jérez. En su día esto se puso en duda debido a la inexperiencia política de la práctica totalidad de su lista electoral.

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