Una decisión común y accesible

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En los últimos años, emprender ha pasado de la casi marginalidad a la universalidad. Anteriormente mucha gente creía que emprender era cuestión de unos pocos individuos; algo casi de seres genéticamente dotados para la tarea, nacidos para ello; mientras que hacer crecer una empresa era lo más habitual. Esta mentalidad ha cambiado y hoy en día ser emprendedor es algo común, accesible a un mayor porcentaje de la población.

Hay tres fenómenos que están contribuyendo al alza del emprendimiento en todo el mundo, especialmente en las ciudades: la urbanización, la colaboración y la democratización.

1. Urbanización. El mundo se está urbanizando. Cada semana, en el planeta 1,3 millones de personas emigran a las ciudades. Esta masa de gente acude en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo, infraestructuras, servicios, o mejores accesos a actividades culturales. Pero a las ciudades les cuesta mantener y ampliar la oferta de energía, transporte, vivienda, alimento, trabajo e infraestructuras que demandan. Ello explica el crecimiento de las 'smart cities' como respuesta a los desafíos de esta emigración urbana. Y como los ayuntamientos no pueden resolver por sí solos estos desafíos, cada día están reconociendo más el valor de la co-creación de soluciones para la ciudadanía.

En consecuencia, está creciendo el número de ciudadanos que se convierten en lo que yo llamo emprendedores cívicos; emprendedores que en vez de aportar soluciones para un problema en el mercado, aportan soluciones para mejorar la calidad de vida en las ciudades usando modelos de negocio del emprendedor empresarial. Algunos ejemplo como el 'carsharing' -puesto en marcha por empresas como Avancar o Blablacar- o los desarrolladores de aplicaciones móviles como Waze demuestran la posibilidad de solucionar problemas de tránsito en ciudades con modelos de negocios rentables.

2. Colaboración. Cada día estamos viendo más ejemplos de colaboración entre emprendedores, empresas y ciudades para innovar nuevas soluciones. Ámsterdam colaboró hace poco con varias universidades y empresas para co-crear una nueva entidad, el AMS Institute, cuya misión es la solución de los principales problemas ambientales del municipio (energía, movilidad y vivienda sostenible) a través de modelos de negocio rentables. La idea es que una vez validado el modelo de negocio, se puedan lanzar nuevas empresas y apoyarlas para adaptar sus soluciones en otras ciudades. En nuestra propia ciudad, hace un par de años el ayuntamiento lanzó el BCN Open Challenge, con la idea de colaborar con emprendedores para solucionar seis desafíos urbanos a través de la innovación. Además de la colaboración entre actores diversos, la economía colaborativa está atrayendo el interés en ciudades de todo el planeta.

Con frecuencia, los emprendedores están creando plataformas para permitir la interacción entre personas, el fenómeno conocido como 'peer to peer'. No solo la economía colaborativa está abriendo nuevas oportunidades para los emprendedores, sino que también permite un mayor acceso a los recursos necesarios para emprender.

3. Democratización. En mi libro 'The emergence of the urban entrepreneur', recojo la reflexión de un inversor de Silicon Valley que afirmaba que «en los últimos 15 años han bajado drásticamente los datos asociados al lanzamiento de una empresa tecnológica, como la creación de servidores y bases de datos o el uso del 'software'. En los años 2000, las 'startups' necesitaban 250.000 dólares para hacer lo que en los 90 costaba 2,5 millones de dólares. Como consecuencia, podían lanzarse 10 veces más productos 10 veces más rápido. Ahora están bajando los costes de espacio, contabilidad, márketing, etc., lo que significa que con 250 dólares puede hacerse lo que en los 2000 requería 250.000».

Podríamos debatir si el inversor exageraba o no, pero el punto de vista es válido. Barcelona, por ejemplo, tiene más de 300 espacios de 'coworking', lo que permite a un emprendedor acceder a una oficina a un precio muy asequible, a la vez que puede relacionarse con otros emprendedores. También existen los conocidos como 'fab labs', que permiten acceder a tecnología 3D, láseres, etc. Igualmente, ya no es obligatorio adquirir unos costosos programas informáticos, sino que puede accederse a ellos, a una fracción del precio, a través de lo que se denomina 'software' como servicio (conocido, por sus siglas en inglés como SaaS). Por ejemplo, Sharetribe es un SaaS para emprendedores interesados en crear comunidades 'peer to peer' en la economía colaborativa, con un gasto mensual mínimo y sin tener que invertir el tiempo y dinero necesarios para construir una plataforma de este tipo.

En EADA Business School, donde ejerzo como profesor de emprendimiento, la mitad de los proyectos de creación de empresas nuevas del último curso estuvieron enfocados en la economía colaborativa. Y un tercio optó por usar Sharetribe para probar sus ideas a un coste casi cero.

En conclusión. Ser emprendedor nunca ha sido más fácil. Ya no hace falta tener acceso a millones de euros, sino que podemos probar las ideas de manera rápida y barata en espacios de 'coworking' y accediendo a recursos tecnológicos sofisticados. Pero ojo, que sea más fácil no garantiza el triunfo, seguramente garantiza más competencia. Los estudios demuestran que el éxito de un emprendimiento supone contar con un buen equipo y una buena idea -aunque ésta evolucione- y como no, un poco de suerte.