Una buena noticia para los clientes de los bancos

Es difícil predecir el futuro del sector financiero, pero es evidente que en los próximos años observaremos grandes cambios, con muchas innovaciones, nuevos protagonistas y acuerdos de colaboración

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La incorporación de nuevas tecnologías y los procesos de digitalización siguen avanzando en el sector financiero. Se trata de un proceso inexorable que impacta tanto en las entidades de crédito más tradicionales como en las nuevas entidades financieras alternativas ('fintech') que, a través de modelos de negocio disruptivos, intentan hacerse con un hueco en el mercado.

Son muchos los factores que nos llevan a pensar que las 'fintech' tienen un futuro prometedor en el mercado español: los volúmenes de las plataformas financieras participativas crecen de forma constante, se suceden las noticias de nuevas iniciativas y tenemos en el mercado entidades que se van rápidamente consolidando, reforzando su posición de capital; por otra parte, los volúmenes gestionados y la participación en el mercado están lejos de la media europea, lo que augura un gran potencial de crecimiento.

Si centramos la atención en el panorama internacional, observamos que las 'fintech' consolidan inicialmente su posición con mayor facilidad en el mercado anglosajón, con dos claros referentes como son EEUU y el Reino Unido; los aspectos culturales, las iniciativas públicas tanto regulatorias como de impulso al sector y su capacidad para generar innovación tecnológica atrayendo talento internacional, han facilitado el desarrollo de las nuevas iniciativas.

Auge en Asia

Por otra parte, los mercados asiáticos están viviendo un auge espectacular de las 'fintech'. Según publicaba recientemente la revista 'Fortune', prácticamente el 50% de las inversiones mundiales en el sector durante el año 2016 se han concentrado en China cuando el año anterior apenas llegaban al 20%. La explicación la encontramos en el crecimiento de la clase media, las grandes mejoras en las infraestructuras de comunicación y la generalización de uso de 'smartphones'; en un país donde no existe una red física de entidades bancarias asimilable a la de nuestro entorno, el acceso a los productos financieros por canales tecnológicos se convierte en una necesidad para los clientes y en una gran oportunidad para el sector.

En el caso de España, y a pesar de la reestructuración que sigue su curso, y que todo apunta que se va a acelerar durante el año 2017, el sector tradicional bancario sigue liderando el ratio europeo de número de oficinas por habitante. Así, el crecimiento de los clientes digitales no lo podemos relacionar con la dificultad de acceso físico a las entidades, sino con un cambio de paradigma en el comportamiento social donde prima la inmediatez, la proximidad y el acceso flexible a la información adaptada a las necesidades individuales.

Oxígeno a las empresas

Siempre es difícil predecir cómo evolucionarán los hábitos del consumidor, pero sí encontramos consenso en señalar que la tecnología no va a ceder su protagonismo y que va a impulsar todavía más los modelos de negocios basados en la economía colaborativa; estos factores son esenciales para que las compañías de finanzas alternativas faciliten el crédito a empresas con un modelo P2P ('crowdlending', 'peer to peer') Estas 'fintech' captan necesidades de crédito de compañías generalmente de tamaño pequeño y medio que valoran muy especialmente tanto la flexibilidad como la rapidez que les ofrecen. Las propuestas se analizan a través de los propios algoritmos de las plataformas financieras que otorgan niveles de riesgo y catalogan cada operación. De esta forma los ahorradores pueden literalmente escoger sus alternativas diversificando riesgos con un buen rendimiento esperado. Sin duda, se trata de una buena oportunidad para facilitar oxígeno a las empresas en Catalunya. Y es que, según datos publicados por del Banco de España, han visto cómo los volúmenes de crédito globales han vuelto a disminuir en el año 2016 aproximadamente un 10%.

Nuestras grandes entidades financieras no son ajenas a la evolución de las demandas de los clientes digitales y las afrontan con grandes inversiones que deben compatibilizar con las necesidades de recursos para avanzar en su reorganización interna; el sector más tradicional ha sufrido una significativa crisis de confianza en la última década, pero al mismo tiempo ofrece un nivel de garantía de seguridad para los ahorradores que las nuevas iniciativas 'fintech' aún no han logrado igualar. Las entidades bancarias tienen un margen de tiempo para adaptarse a las nuevas demandas de los clientes y gestionar sus estructuras, pero al mismo tiempo son conscientes de que las primeras que logren ser líderes en el ámbito digital tendrán una considerable ventaja sobre el resto. Las 'fintech', por su parte, intentan ganarse la máxima confianza de sus clientes y demandan que se avance en una regulación que permita un crecimiento ordenado y equilibrado del sector.

El futuro del sector es difícil de predecir pero veremos grandes cambios en años próximos, con muchas innovaciones, con nuevos protagonistas y acuerdos de colaboración. El principal beneficiario de esta evolución será el cliente, que tendrá mayores alternativas en el mercado y que siempre podrá optar por una experiencia de uso y acceso adaptada al mundo digital.

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