¿Turismo sostenible?: La tecnología al rescate

¿Es posible la convivencia entre turismo, vida local y modelo de ciudad? La respuestas es sí, y además, representa una gran oportunidad para el desarrollo económico y tecnológico

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Recientemente observo en los medios de comunicación cómo, en determinadas ciudades españolas que son grandes destinos turísticos, la gente local se queja de que el turismo amenaza la convivenciasatura los servicios públicos y las infraestructuras e incluso pone en riesgo el equilibrio medioambiental y la sostenibilidad futura. Hablan de saturación. De masificación del turismo. Pero esos mismos medios de comunicación hablan también de cómo dichas ciudades están adoptando modelos de turismo sostenible. Hablan de las ciudades inteligentes.

¿Son compatibles estos modelos de ciudad con la afluencia masiva de visitantes a un determinado destino turístico? ¿Es posible la convivencia entre turismovida local y modelo de ciudad? No solo son compatibles sino que representan una gran oportunidad para el desarrollo económico y tecnológico. Pero para que esa oportunidad se materialice hemos de aprovechar de forma creativa e innovadora los recursos que el actual proceso de transformación digital nos proporciona. Una transformación alimentada por datos, habilitada por la tecnología y dirigida por personas.

La información es clave

Y ¿cómo lo hacemos? Partiré de la premisa de que la gente, cuando planifica un viaje, no quiere hacerlo conscientemente a un destino masificado o a una atracción masificada. Para evitar esto, la información es un elemento esencial antes de tomar la decisión.

La peor sensación cuando estamos en una cola (de tráfico, de acceso a un evento, de embarque a un avión…) no es el hecho de tener que esperar, sino la incertidumbre del tiempo de espera y la falta de información sobre la causa que la provoca. Si la tuvieras, podrías tomar la decisión de seguir esperando, volver otro día o, si la información la has tenido con suficiente antelación, optar por no ir a ese lugar y posponer tu visita a otro día donde la previsión de afluencia de gente fuera menor.

El reto, por tanto, es cómo conseguir dicha información y cómo hacerla llegar, por un lado al viajero y, por otro lado, a los responsables de las administraciones públicas de dichos destinos. Con la adecuada información en tiempo y forma se puede conseguir redimensionar los servicios públicos y las infraestructuras que han de poner a disposición de los viajeros, y de la gente local que vive todo el año en el destino, evitando o minimizando los problemas que supone la afluencia turística.

Disponemos de grandes cantidades de datos que van aumentando diariamente. Algunos los tienen compañías privadas (previsión de vuelos, previsión de reservas en hoteles, datos de movilidad de las personas en un área geográfica,…), otros son públicos y los podemos encontrar mayoritariamente en redes sociales (TwitterFacebook,…). Disponemos de tecnologías innovadoras que permiten capturar dichos datos, analizarlos y generar patrones y tendencias de comportamiento, predicciones de futura afluencia de viajeros, generación de recomendaciones sobre mejores sitios según preferencias,…

Pongamos un ejemplo. El viajero está pensando dónde ir de vacaciones y ha de decidir el destino. Actualmente existen empresas que son capaces de combinar dos tipos de fuentes de datos:

A. Los que disponen los principales sistemas de GDS (Global Distribution Systems) sobre personas (y su nacionalidad) que han llegado en el pasado y que van a llegar en el futuro (puesto que han hecho una reserva en el sistema) en avión a un destino.

B. Los datos publicados en Twitter sobre un determinado destino, basándose en la geolocalización del tuit y en su contenido.

Gracias a la tecnología innovadora que han desarrollado, estas empresas transforman toda esa información en predicciones de afluencia. De modo que no solo pueden anticipar si un destino va a estar de moda, sino también si va a estar masificado. Por otro lado, los turoperadores y bancos de camas disponen de una visión privilegiada de lo que se está reservando en determinados destinos, con bastantes meses de antelación. Si dicha información fuera facilitada a la administración pública que gestiona el destino, antes de que llegue la temporada alta, ésta podría ser capaz de redimensionar los servicios públicos así como, por ejemplo, facilitar mediante una 'app' pública y gratuita sistemas sostenibles de compartición de transporte para evitar la masificación de coches de alquiler en las carreteras.

En el caso de que esta información la tuviera el viajero, le permitiría optar por otros destinos de similares características a las del elegido como primera opción, pero que no tienen previsión de estar tan masificados. Por tanto, evitaríamos la masificación en un destino y fomentaríamos la creación de riqueza en otro nuevo.

Pero además de mejorar la experiencia de los viajeros y los locales y reducir la potencial masificación de un destino, al principio he comentado que la resolución de este reto supondría una oportunidad de desarrollo económico para el sector turístico y el tecnológico. E imagino que a estas alturas algunos se estarán preguntando todavía ¿cómo conseguimos eso?

Monetizar datos

Pues bien, primero porque algunas fuentes de datos que vamos a necesitar provienen de empresas del sector turístico que mediante la monetización de sus datos van a poder generar una nueva fuente de riqueza para su compañía. Y segundo, porque el tipo de aplicaciones innovadoras que necesitaremos desarrollar están basadas en tecnologías que requieren de inversión económica y casos reales de uso para evolucionar, de modo que la demanda de dichas aplicaciones innovadoras dinamizaría el mercado de desarrollos tecnológicos innovadores, donde tienen un papel especialmente importante las 'start-ups' tecnológicas.

Tratemos de transformar pues, y esto es aplicable a cualquier sector, los potenciales problemas en oportunidades, puesto que disponemos de las herramientas necesarias para resolverlos: los datos, la tecnología y, sobre todo, el conocimiento, la creatividad y la capacidad innovadora de las personas, que son quienes lideran la transformación digital de los diferentes sectores económicos.

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